viernes, 8 de noviembre de 2013

LA PUERTA CERRADA

Portada MenoresLugar: Filipinas

Palabra de Dios: Apocalipsis 3:20

-Se suponía que ya estaría aquí -dije, apoyando los carteles contra la puerta.

Janella asintió.

-Estoy segura de que pronto estará aquí.

Pero, pasaban los minutos, y cada vez nos poníamos más ansiosas.

El señor B había accedido a encontrarse con nosotras a las 7 de la mañana, para abrimos la puerta del aula. Su esposa era nuestra maestra, y hoy era su cumpleaños. Teníamos carteles, serpentinas y globos que colocar. Todos nuestros compañeros habían estado de acuerdo en llegar temprano, y nos íbamos a esconder en el aula, para sorprenderla.

-¿Por qué no está aquí ya? -murmuré.

Miré hacia el camino, pero no había señales de él. Pasaron diez minutos, y luego veinte. Era casi la hora del inicio de las clases. La señora B llegaría en cualquier momento.

Entonces, vimos el auto del señor B. Corrimos a recibirlo, pero nos detuvimos de golpe: la señora B estaba bajando del auto. Nuestros planes estaban arruinados.

-Buen día. ¿Está todo bien? -nos preguntó alegremente el señor B, aparentemente ignorando que algo estaba mal.

-Lo estuvimos esperando -susurré-. Usted dijo que iba a abrimos la puerta.

-Pero, lo hice -susurró en respuesta-. La abrí temprano, esta mañana.

Janella y yo nos miramos, consternadas. Así era: la puerta estaba sin llave. Habíamos estado paradas, esperando todo este tiempo…  frente a una puerta sin llave. Todo lo que debíamos hacer era abrirla cuando quisiéramos, pero no lo sabíamos.

Eso también es lo que sucede con la puerta de nuestro corazón.

Todo lo que tenemos que hacer es abrirla, e invitar a Jesús a que entre.

Él dice: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. No te quedes allí, parado.

¡Abre la puerta y hazlo entrar!

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

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