martes, 5 de noviembre de 2013

EL SEÑOR VELARÁ POR TI

Portada Mujeres
El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora. De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre. 
Salmo 121:5-8

Conozco a una pediatra que durante sus años de estudiante tenía que hacer guardia en la sala de recién nacidos de un hospital. Cuando me relató su experiencia, pensé que aquel había sido un trabajo dedicado y de gran importancia, ya que en algunos casos la vida de aquellos bebés dependía de ella. Cualquier descuido podía ser fatal para los niños. Cada cierto tiempo, ella debía acudir ante la cuna de cada niño para tomar nota de los parámetros de respiración, color de la piel, y posibles cambios, así como de cualquier otro dato significativo. Aquella pediatra lo era todo para los pequeñitos, que ni siquiera se daban cuenta de que habían llegado al mundo como seres desvalidos e indefensos.

La función de Dios en nuestra vida es parecida. Él desea cuidarnos de los peligros que nos amenazan, protegernos del mal, y velar para que no seamos vencidas por el pecado que nos acecha. Se preocupa para que nuestras necesidades sean satisfechas. Asimismo, como un Padre amante, anhela abrazarnos y consolarnos cuando somos afectadas por el dolor. “Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel” (Salmo 121:4).

Con esta seguridad podemos acercarnos a él sabiendo que no nos rechaza ni nos abandona. Si permitimos que Dios vele por nosotras, tendremos su apoyo en las tribulaciones y nos sentiremos a salvo ante la ansiedad y el temor. Podremos descansar tranquilas, pues él vela por nuestro bienestar. Dios, Jesús y el Espíritu Santo nos cuidan y al mismo tiempo hacen que los ángeles nos brinden su protección.

Amiga, hoy tenemos motivos para enfrentar el día con un ánimo tranquilo y reposado. Tus hijos, si los tienes, enfrentarán sus propios desafíos. Tu esposo, o quizá tu padre, saldrán a enfrentar las luchas de la vida. Recuerda que no estamos solas, que el Dios eterno vela por nosotras en sol o sombra, en luz u oscuridad, en alegría o tristeza. Guarda esta promesa en tu mente y en tu corazón, y úsala como un arma de defensa: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”  (Isaías 41:10).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

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