Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9).
Cuando los
antiguos oraban, procuraban mencionar todos los títulos de los dioses a los que
se dirigían por temor a ofenderlos con alguna omisión. Esto podía ser una tarea
desafiante. El historiador Eusebio menciona, por ejemplo, en su Historia de la
iglesia, los títulos que el emperador Galerio Maximiano usó en un edicto para
aliviar la persecución que sufrían los cristianos. Recordemos que según la
percepción pagana, Galerio era divino y se le ofrecían sacrificios y plegarias
a lo largo del Imperio. La salutación recitaba así: “El emperador César Galerio
Valerio Maximiano, Augusto Invicto, Pontífice Máximo, Germánico Máximo, Egipcio
Máximo, Tebeo Máximo, Sármata Máximo cinco veces. Persa Máximo dos veces, Carpo
Máximo seis veces, Armenio Máximo, Medo Máximo, Adiabeno Máximo, Tribuno de la
Plebe veinte veces, Imperator diecinueve veces, Cónsul ocho veces. Padre de la
Patria, Procónsul”.
¡Qué
impresionante fue, entonces, que Jesús enseñara a sus discípulos a dirigirse a
Dios únicamente con el título “Padre nuestro que estás en los cielos”!
Existen muchos
nombres y títulos de Dios solo en el Antiguo Testamento. Elohim, el Dios
creador; Yahveh-Yireh, el Señor proveerá; Yahveh-Nissi, el Señor es nuestro
estandarte; Yahveh-Rapha, el Señor que sana; Yahveh-Shalom, el Señor es nuestra
paz; Yahveh-Raah, el Señor es nuestro pastor; Yahveh-Sidkenu, el Señor es
nuestra justicia; Yahveh-Sebaoth, el Señor de los ejércitos; Yahveh-Shamah, el
Señor está presente y cerca; Yahveh-Maqodeshkim, el Señor te santifica. Estos
son algunos, pero el Señor también es El-Shaddai (el Todopoderoso), El-Olam (el
Eterno), EI-EIyon (el Altísimo), etcétera.
Todos estos
nombres o títulos de Dios enfatizan algunos de sus atributos por los cuales lo
amamos y adoramos. Me parece, sin embargo, que la apelación “Padre nuestro” une
todos ellos en un solo concepto abarcador que habla a lo más profundo de
nuestro ser. Jesús deseaba que sus discípulos comprendieran que Dios es al
mismo tiempo poderoso y amante, superior y cercano, autoridad y amigo, modelo e
inspiración. Jesús también enfatizó que Dios no es solamente “El que.. es o
hace esto o aquello sino también nuestro “Padre”. No es una autoridad lejana,
como el presidente de un país. Dios te pertenece tanto a ti como a mí. Si
existe alguna diferencia entre nuestras relaciones con él, no es porque él
tenga preferidos, sino porque tú y yo establecemos los límites. “Padre
nuestro…”
¡Qué
maravillosa bendición, ser hijos e hijas del Creador del cielo y de la tierra!
Disfrutemos nuestro privilegio desde hoy mismo.
Lecturas
Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..?
Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario