lunes, 2 de diciembre de 2013

OBEDIENTES A LA VISION CELESTIAL - 2

Portada Jovenes
Levántate y entra en la ciudad,
que allí se te dirá lo que tienes que hacer. 
(Hechos 9:6).

La historia de la conversión de Saulo de Tarso también describe cómo Dios transforma a uno de sus más decididos enemigos en uno de sus más poderosos aliados. El trato que el Señor dispensó a Pablo conlleva importantes lecciones para nosotros.

Desde el principio, Dios siempre tuvo grandes planes para Pablo. Dijo a Ananías que Pablo era un instrumento elegido para llevar el evangelio ante reyes y naciones (Hechos 9:15). Lo que más me sorprende es que Dios no reveló esos planes al fervoroso erudito hebreo.

Solamente le dijo que entrara a la ciudad y allí se le indicaría lo que tenía que hacer.

El Señor también tiene planes para nosotros, mucho más elevados de lo que imaginamos, pero muy pocas veces nos los revela. Sencillamente, nos encomienda que realicemos tareas pequeñas. A veces solo nos dice: “Ve a la universidad y allí se te dirá lo que tienes que hacer”. O quizás: “Sé consejera del Club de Conquistadores y entonces se te dirá lo que hay que hacer”. Otras veces: “Acompaña a ese joven a dar estudios bíblicos y luego se te dirá lo que habrás de hacer”, etcétera.

Dios siempre ha actuado así. Jesús lo explicó en la parábola de las monedas de oro (Mateo 25:14-30) y del dinero (Lucas 19:11-27). Esta última se refiere a un hombre que se va a un país lejano para heredar un reino y antes deja ciertas cantidades de dinero a cargo de sus siervos. Se proponía que fueran los gobernantes de diferentes ciudades, pero primero les encarga administrar dinero para ver si son dignos de confianza.

Jesús también fue a heredar un reino, pero en tanto vuelve, ha encargado a cada quien ciertas tareas. Al principio son pequeñas, pero nos preparan para cumplir mayores tareas.

Esto quiere decir que la mejor preparación para hacer grandes proezas en la vida es llevar a cabo con fidelidad los pequeños quehaceres que Dios pone en nuestro camino.

Lo primero que hizo Pablo fue ir al desierto en el reino nabateo, probablemente para estudiar. Pero también empezó a predicar allí el evangelio con tanto poder, que 2 Corintios 11:32 dice que el rey Aretas fue a perseguirlo a Damasco. Ese fue apenas el inicio de la obra que Dios tenía para él.

¿Cuál es el talento que Dios te dio? ¿Qué te ha pedido que hagas en el lugar donde estás en este momento? Sé fiel al llevar a cabo tu labor, porque así te preparará Dios para tareas mayores.

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Por Félix Cortez

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