Levántate y entra en la ciudad,
que allí se te dirá lo que tienes que hacer.
(Hechos 9:6).
La historia de
la conversión de Saulo de Tarso también describe cómo Dios transforma a uno de
sus más decididos enemigos en uno de sus más poderosos aliados. El trato que el
Señor dispensó a Pablo conlleva importantes lecciones para nosotros.
Desde el
principio, Dios siempre tuvo grandes planes para Pablo. Dijo a Ananías que
Pablo era un instrumento elegido para llevar el evangelio ante reyes y naciones
(Hechos 9:15). Lo que más me sorprende es que Dios no reveló esos planes al
fervoroso erudito hebreo.
Solamente le
dijo que entrara a la ciudad y allí se le indicaría lo que tenía que hacer.
El Señor
también tiene planes para nosotros, mucho más elevados de lo que imaginamos,
pero muy pocas veces nos los revela. Sencillamente, nos encomienda que
realicemos tareas pequeñas. A veces solo nos dice: “Ve a la universidad y allí
se te dirá lo que tienes que hacer”. O quizás: “Sé consejera del Club de
Conquistadores y entonces se te dirá lo que hay que hacer”. Otras veces:
“Acompaña a ese joven a dar estudios bíblicos y luego se te dirá lo que habrás
de hacer”, etcétera.
Dios siempre
ha actuado así. Jesús lo explicó en la parábola de las monedas de oro (Mateo 25:14-30) y del dinero (Lucas 19:11-27). Esta última se refiere a un hombre que
se va a un país lejano para heredar un reino y antes deja ciertas cantidades de
dinero a cargo de sus siervos. Se proponía que fueran los gobernantes de
diferentes ciudades, pero primero les encarga administrar dinero para ver si
son dignos de confianza.
Jesús también
fue a heredar un reino, pero en tanto vuelve, ha encargado a cada quien ciertas
tareas. Al principio son pequeñas, pero nos preparan para cumplir mayores
tareas.
Esto quiere
decir que la mejor preparación para hacer grandes proezas en la vida es llevar
a cabo con fidelidad los pequeños quehaceres que Dios pone en nuestro camino.
Lo primero que
hizo Pablo fue ir al desierto en el reino nabateo, probablemente para estudiar.
Pero también empezó a predicar allí el evangelio con tanto poder, que 2
Corintios 11:32 dice que el rey Aretas fue a perseguirlo a Damasco. Ese fue
apenas el inicio de la obra que Dios tenía para él.
¿Cuál es el
talento que Dios te dio? ¿Qué te ha pedido que hagas en el lugar donde estás en
este momento? Sé fiel al llevar a cabo tu labor, porque así te preparará Dios
para tareas mayores.
Lecturas
Devocionales para Jóvenes
¿Sabías qué..?
Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario