Entonces Jehová dijo a Gedeón:
Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré. Jueces 7:7.
Después de la derrota de los madianitas, las
noticias de que el Dios de Israel había peleado nuevamente por su pueblo se
esparcieron rápidamente a toda la comarca. No hay palabras que puedan describir
el terror de las naciones circundantes cuando se enteraron de cuáles habían
sido los sencillos medios que habían prevalecido contra todo el poderío y la
destreza de un pueblo arriesgado y belicoso.
Doquiera se esparcían las noticias, todos
sentían que la victoria debía adjudicarse únicamente a Dios. Así fue glorificado
el nombre de Dios, la fe de Israel fue fortalecida y sus enemigos fueron
llevados a la vergüenza y la confusión.
No es seguro para el pueblo de Dios adoptar
las máximas y las costumbres de los impíos. Los principios y los modos de
trabajo divinos son muy diferentes de los del mundo. La historia de las
naciones nos presenta victorias tales como la conquista de Jericó o la derrota
de los madianitas. Ningún general de ejército pagano había dirigido las
batallas como lo hicieron Josué y Gedeón. Estas victorias enseñan la gran
lección de que el único fundamento seguro para la victoria es la ayuda de Dios
aunada al esfuerzo humano. Quienes confían en su propia sabiduría y sus propias
destrezas, seguramente serán chasqueados. El único curso seguro, en todos los
planes y los propósitos de la vida, es preservar la sencillez de la fe. Una
confianza humilde en Dios y la obediencia fiel a su voluntad son tan esenciales
para el cristiano, al entablar una guerra espiritual, como lo fueron para
Gedeón y sus valientes compañeros cuando peleaban las batallas del Señor.
Los mandatos de Dios se deben obedecer
implícitamente, sin tomar en cuenta la opinión del mundo. Quienes ocupan cargos
de responsabilidad entre sus congéneres no debieran descuidar esta lección…
Todos debieran valorar fervientemente cada privilegio religioso e inquirir de
Dios cada día, para aprender su voluntad. Debieran estudiar diligentemente la
vida y las palabras de Cristo y obedecer alegremente sus instrucciones. Los que
se vistan de esta manera de la armadura de justicia, no tienen que temer a los
enemigos de Dios. Pueden estar seguros de la presencia y la protección del
Capitán del ejército del Señor…
El Señor está dispuesto a darle a su pueblo
una experiencia preciosa… Desea enseñarles a someter su criterio y su voluntad
implícitamente a él. Verán y sabrán que de sí mismos no pueden hacer nada; que
Dios es el todo en todo - Signs of the Times, 21 de julio de 1881.
MEDITACIONES
MATINALES PARA ADULTOS 2013
DESDE
EL CORAZÓN
Por:
Elena G. de White
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