Yo he tenido un sueño, y no
hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para
interpretarlos. Génesis 41:15.
Cuando José interpretó los sueños del
panadero y el copero, rogó al copero que se acordara de él cuando lo
reinstalaran en su cargo; pero a este se le olvidó, y José pasó dos años más en
la prisión.
Pero una persona más exaltada que el jefe de
los coperos tuvo un sueño, y cuando no se pudo hallar a nadie que lo
interpretara, José vino a la memoria del copero. “Entonces Faraón envió y llamó
a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus
vestidos, y vino a Faraón. Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no
hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para
interpretarlos. Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el
que dé respuesta propicia a Faraón” (Génesis 41:14-16).
Gracias a la sabiduría que le había sido
otorgada por Dios, José pudo ver el verdadero significado del sueño. Vio los
designios maravillosos de Dios, y expuso todo el asunto claramente ante Faraón.
Le reveló la larga hambruna que vendría sobre la tierra y los planes que debían
trazarse para salvar a la nación de la destrucción... Sus palabras fueron
recibidas como oro, y se le dio la respuesta: “Pues que Dios te ha hecho saber
todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por
tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que
tú” (vers. 39, 40).
José representaba a Cristo; se sostuvo
muchos años como el honorable administrador de Egipto. En su vida y su carácter
se manifestó lo que es agradable, puro y noble. Al sobrellevar sus penas en
circunstancias difíciles y al soportar la tentación, José fue uno en carácter
con Cristo...
El ejemplo de José, brillante con la
luminosidad del cielo, no brilló en vano entre este pueblo por los cuales
Cristo se había comprometido para llegar a ser una ofrenda: un pueblo sobre
quien Dios fungía como guardián, y sobre el cual había conferido bendiciones no
solo temporales sino también espirituales, con la intención de atraerlos hacia
él mismo – Youth’s Instructor, 11 de marzo de 1897.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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