En lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; pero me doy cuenta
de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta
ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. ¡Soy un pobre
miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? Romanos 7:22-24
A menudo,
cuando oramos, pedimos al Señor que nos libre de las personas que nos pueden
hacer algún mal. Pasamos por alto el hecho de que nuestro peor enemigo puede
estar dentro de nosotras mismas. Cuando hablo de “enemigos internos”, me
refiero a las tendencias pecaminosas que pueden llegar a ser tan dominantes que
inclusive podrían convertirse en hábitos.
Los hábitos
forman parte de la estructura de nuestro carácter, y determinan en gran medida
lo que somos. Los hábitos negativos son verdugos crueles que nos obligan a
hacer lo que ellos nos dictan, y son incluso capaces de llevarnos a la ruina en
todos los aspectos de la vida. Los expertos aseguran que el único recurso para
deshacernos de un mal hábito es reemplazarlo por otro que sea positivo.
La lucha
más importante del ser humano es la que libra consigo mismo. El apóstol Pablo,
consciente de esto, dijo: “Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza
pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de
hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si
hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace sino el pecado que habita en
mí” (Rom. 7:18-20).
Amiga, hoy
es un buen día para que reflexiones respecto a los actos que rigen tu vida.
“Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos,
nuestros viñedos en flor” (Cant. 2:15). ¿Cómo es posible lograrlo? Pues los
expertos aseguran que una acción repetida durante veintiún días quedará
arraigada en nuestra mente, para convertirse en un hábito.
La fuerza
de voluntad y la ayuda divina serán tus mejores aliadas en esta lucha.
Únicamente
así podrás derrotar al enemigo que está dentro de ti. Las tendencias
pecaminosas irán perdiendo fuerza y finalmente serán vencidas, dando paso a un
nuevo estilo de vida que esté en armonía con la voluntad de Dios.
LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER
ALIENTO PARA CADA DÍA
Por Erna Alvarado
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