Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: «Dios ha hecho que me olvide
de todos mis problemas, y de mi casa paterna» (Génesis 41: 51).
Olvidar
no es lo mismo que perdonar. Si te pones a pensar, te darás cuenta de que nadie
puede perdonar aquello que ha olvidado. De hecho, cuando las heridas que otros
nos han hecho son profundas y nos han lastimado, cuando el dolor del recuerdo
perdura en la memoria, es cuando enfrentamos realmente la crisis del perdón.
Este hace posible que sanemos la memoria.
En
algunas circunstancias es bueno olvidar las heridas que otros nos han hecho. Si
estas son triviales y poco profundas, debemos olvidarlas y dejar que se sanen
solas. No podemos andar por la vida como ropavejeros, cargando un saco de
recuerdos dolorosos y sin mayor significado. Hay, sin embargo, heridas más
profundas y graves. Necesitan que se les’ aplique un tratamiento para
atenderlas oportunamente. De otra manera se infectarán y envenenarán todo
nuestro ser.
Una
vez que hemos perdonado es posible olvidar. ¿Qué significa esto? La historia de
José es un buen ejemplo.
Sus
hermanos lo vendieron como esclavo injusta y traidoramente. Génesis 41: 51 dice
que Dios hizo olvidar a José los problemas y la, casa de su padre donde había
sufrido tanto. ¿Olvidó José el odio y las palabras crueles de sus hermanos, el
día que le quitaron el manto de colores, lo insultaron de distintas maneras y
lo lanzaron cruelmente al foso? ¿Acaso fue cuando se sentaron a comer y lo
abandonaron para que muriera de hambre? ¿Y cuando regatearon el precio para
venderlo como esclavo, la agonía y el terror que se apoderó de él mientras cada
uno de. sus hermanos se negó a escuchar su clamor para que lo liberaran? En
realidad no olvidó. Cuando volvió a ver a sus hermanos muchos años después
recordó a cada uno por su nombre, el orden en el que habían nacido y quiénes
habían sido más crueles con él. Entonces, ¿en qué sentido olvidó? En el sentido
de que renunció a la venganza, en el sentido de que amaba a sus hermanos como
si no le hubieran hecho daño. Es decir, olvidó el dolor y la ira asociados con
la herida. José había sanado y por lo tanto pudo olvidar.
Ya
que vivimos en un mundo tan cruel, es posible que alguien te haya herido. Sería
bueno que tú también empezaras hoy a perdonar para que puedas olvidar y sanar.
Con la ayuda de Dios puedes lograrlo. Decídete.
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