Donde hay envidias y
rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas. En
cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además
pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y
sincera (Santiago 3:16, 17).
Según el apóstol, los celos ejercen mucha
influencia en la vida. Dice que se encuentran en la génesis de toda obra
perversa. Es posible que sean peores de lo que imaginamos.
Donde más sentimos su efecto es en las
relaciones afectivas: el noviazgo, el matrimonio, la vida familiar.
Parece que los celos son la primera
expresión del mal en los seres humanos. Sybil Hart y Heather Carrington, del
Departamento de Desarrollo Humano y Estudios sobre la Familia de la Universidad
Tecnológica de Texas, querían investigar si los bebés a los seis meses de edad
ya experimentaban celos. Treinta y dos madres primerizas aceptaron participar
en el estudio con sus bebés. Los resultados fueron publicados en la revista
Infancy.
Las investigadoras hicieron registros en
video de dos minutos de cada par con dos cámaras: una enfocada sobre la madre y
la otra en el bebé. Este miraba a su madre que sostenía una muñeca grande, a
quien le hablaba de forma agradable y le acariciaba el abdomen.
Luego el bebé miraba a su madre mientras
esta leía un libro en voz alta y, otra vez, con tono de voz agradable. Las
investigadoras registraron y evaluaron las emociones que los bebés mostraron.
Aunque los bebés pasaron la mayor parte del tiempo viendo a sus madres,
exhibieron significativamente más respuestas negativas cuando veían a su madre
actuando con la muñeca que cuando leía un libro. Eso indica que los celos son
un rasgo genético que aparece en una etapa muy temprana del desarrollo.
Los celos no solo aparecen muy temprano en
la vida, sino que se extienden hasta el más remoto pasado de la historia humana.
Sabemos que los celos están considerados como el primer pecado y existieron
antes de que la humanidad fuera creada. Existen ahora y existirán hasta que
Cristo venga y transforme a los redimidos.
Casi con toda seguridad, de alguna manera y
en algún grado, a todos nos afecta este mal. Debemos tener cuidado, porque los
celos están muy cerca de la envidia y la avaricia.
¿Cómo estás tú? Recuerda que Jesús tiene el
remedio: “La sabiduría que desciende del cielo es [...] llena de compasión y de
buenos frutos” (Sant. 3:17). Pídela a Dios.
MEDITACIONES
MATINALES JÓVENES 2013
¿SABÍAS QUE…?
Por:
Félix H. Cortez
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