Solo
el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío. Jueces
6:40.
Gedeón sintió profundamente su propia
insuficiencia ante la gran tarea que enfrentaba. No se atrevía a colocarse a la
cabeza del ejército sin una evidencia positiva de que Dios lo había llamado
para esta obra y de que estaría con él. Oró: “Si has de salvar a Israel por mi
mano, como has dicho, he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si
el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra,
entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho” (Jue.
6:36, 37).
El Señor concedió la petición de su siervo. En
la mañana, el vellón estaba húmedo, mientras la tierra a su alrededor estaba
seca. Pero ahora la incredulidad sugería que la lana naturalmente absorbe la
humedad en el aire, y que la prueba no era decisiva. Por lo tanto, pidió una
nueva forma de la señal, solicitando humildemente que su incredulidad no
causara la ira del Señor. Su petición fue concedida.
El Señor no siempre escoge los mayores
talentos para su obra, sino que selecciona a quienes puede utilizar mejor…
Dios aceptará los servicios de todos los que
obran en obediencia a su voluntad; los que no traerán una mancha a su
conciencia bajo ninguna consideración; los que no permitirán que influencia
alguna los aparte de la senda del deber. Si lo deseamos, podemos hacer que el
registro de nuestra vida sea tal que no nos avergoncemos cuando los secretos de
cada corazón sean revelados, y la obra de cada uno sea pesada en las balanzas
de la verdad. El Señor emplea a hombres y mujeres como sus colaboradores; pero
que nadie imagine que es esencial para la obra de Dios, que sin él o ella no se
puede funcionar.
Los que son dóciles y confiados y tienen el
propósito correcto y un corazón puro, no necesitan esperar por grandes
ocasiones o habilidades extraordinarias a fin de emplear sus facultades. No
debieran permanecer indecisos, dudando y temiendo lo que el mundo diga o piense
de ellos. No hemos de fatigarnos con ansiosas preocupaciones, sino cumplir
callada y fielmente la obra que Dios nos asigna, y dejando el resultado
enteramente con él…
Permita que la vida diaria sea un reflejo de
la vida de Cristo, y el testimonio presentado así al mundo tendrá una
influencia poderosa… La gran competencia entre la verdad y el error debe ser
sostenida por hombres y mujeres que atizan su vela en el altar divino –Signs
of the Times, 23 de junio de 1881.
Tomada de Meditaciones Matutinas para Adultos 2.013
"Desde el Corazón"
Por Elena G. de White
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