jueves, 19 de septiembre de 2013

PALOMAS PERDIDAS


Lugar: Suecia

Palabra de Dios: Salmo 119:176 19

¿Cómo pueden perderse 1.500 palomas mensajeras? Después de todo, estas aves son famosas por su habilidad para encontrar su camino a casa. Pero, aparentemente, eso fue lo que sucedió en el sur de Suecia el 18 de julio de 2004. Era un hermoso día, claro, sin lluvia, sin truenos y sin vientos fuertes. Una multitud de personas se había reunido, para ver el comienzo de la carrera.

A una señal, las personas a cargo de las aves las soltaron. Inmediatamente, 2 mil palomas mensajeras volaron por el aire, dejando atrás la ciudad de Ljungby dirigiéndose hacia Malmo, a 150 kilómetros de distancia. La carrera llevaría dos horas.

Y, precisamente dos horas más tarde, las palomas mensajeras comenzaron a llegar a destino. Los oficiales identificaron las aves usando las etiquetas electrónicas especiales de identificación atadas alrededor de sus patas. Los encargados de la carrera anotaron el tiempo de cada una.

Al comienzo, los encargados estaban ocupados llevando cuenta de las aves que llegaban, pero pronto el número comenzó a disminuir.

La gente esperó y esperó pero, de las 2.000 palomas mensajeras que habían salido, solo unas 500 llegaron a su destino. 1.500 palomas mensajeras habían desaparecido.

¿Qué pasó con las aves? Ni los dueños, ni los entrenadores ni los encargados de la carrera tenían idea de lo que había pasado. Una semana más tarde, las aves todavía no habían aparecido. De alguna manera se habían perdido, y no pudieron encontrar el camino de regreso a su hogar.

A veces, nosotros también podemos perdemos en nuestro viaje espiritual, si tomamos una mala decisión o si perdemos de vista nuestro destino final. Si alguna vez te encuentras en el camino equivocado, permite que esta sea tu oración: “Cual oveja perdida me he extraviado; ven en busca de tu siervo, porque no he olvidado tus mandamientos”.

Dios quiere salvarte, y él estará allí, para ayudarte a encontrar el camino de regreso a casa.

 LECTURAS DEVOCIONALES PARA MENORES
EN ALGÚN LUGAR DEL MUNDO

Por: Helen Lee Robinson

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