lunes, 9 de septiembre de 2013

JOSÉ, EL TESTIGO FIRME DE DIOS


Más Jehová estaba con José,y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Génesis 39:2.

Fue el plan de Dios que por medio de José fuera introducida entre los egipcios la religión de la Biblia. Este fiel testigo debía representar a Cristo en la corte de los reyes. En su juventud, Dios se comunicó con José a través de sueños, dándole un indicio del alto cargo en el que sería llamado a servir. Para evitar su cumplimiento, sus hermanos lo vendieron como esclavo; pero su acción cruel dio como resultado el hecho preciso que sus sueños habían predicho.

Los que buscan torcer el propósito divino y oponerse a su voluntad, pueden parecer prosperar durante un tiempo, pero Dios está obrando para cumplirlo. Él, a su debido tiempo, manifestará quién es el gobernante de los cielos y de la tierra.

José consideró como la mayor calamidad que podría haberle ocurrido el ser vendido en Egipto; pero entonces vio la necesidad de confiar en Dios como nunca lo había hecho cuando estaba protegido por el amor de su padre. José llevó a Dios consigo a Egipto, y este hecho quedó de manifiesto por su comportamiento alegre, a pesar de su tristeza... Es el propósito de Dios que los que lo aman y honran también sean honrados, y que la gloria que se le da a Dios por medio de ellos, se refleje sobre estos mismos.

El carácter de José no cambió cuando fue exaltado a una posición de confianza. Fue destacado en ella para que su virtud brillara con una luz distintiva de buenas obras. La bendición de Dios descansó sobre él en la casa y en el campo. Todas las responsabilidades de la casa de Potifar fueron puestas sobre él. En todo manifestó una integridad inmutable, porque amaba y temía a Dios.

Por haber sido colocado en la compañía de hombres cultos, obtuvo conocimiento de la ciencia y el idioma. Esta fue su escuela de capacitación, de manera que siendo un hombre joven, pudo estar calificado para ser primer ministro de Egipto. Aprendió lo que sería esencial en su futuro cargo de confianza. Reunió toda la sabiduría, conocimiento y tacto que las oportunidades le presentaron; y éstas no fueron pocas. Pero su corazón estaba aferrado de Dios. El conocimiento humano y la sabiduría de Dios se combinaron, de manera que él fuera una luz brillante que reflejara los brillantes rayos del Sol de Justicia entre las gruesas tinieblas del paganismo. Así se vio que la religión de los hebreos era de un carácter totalmente distinto de los ritos y las costumbres religiosas de los egipcios idólatras – Youth’s Instructor, 11 de marzo de 1897; también se encuentra en Recibiréis poder, p. 258.

Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

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