Israel amaba a José más que a sus otros hijos [...]. Por eso mandó que
le confeccionaran una túnica especial de mangas largas. Viendo sus hermanos que
su padre amaba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo
saludaban. Génesis 37:3-4
“La
túnica de José”, del genial pintor sevillano Diego Velázquez, es uno de los
cuadros más admirados entre todos los que se encuentran en el monasterio de San
Lorenzo del Escorial, en Madrid, España. Esta obra de arte hace referencia a la
distinción un tanto arbitraria que Jacob hizo a su hijo José al regalarle una
túnica especial, que era ropa propia de príncipes.
No
dudo de que Jacob amara a todos sus hijos, pero su preferencia por José fue
evidente para todos ellos. La túnica se transformó en un objeto de discordia
que más bien provocó dolor, tristeza, rencor, deseos de venganza y
remordimientos.
El
relato lo señala: “Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo habla
tenido en su vejez” (Génesis 37:3).
La
Biblia dice que los hermanos de José eran jóvenes que tenían un dudoso
comportamiento, y eso molestaba a su padre. En cambio, José era probablemente
de temperamento dócil y de carácter dulce. Todos ellos, el padre, José, los
hermanos e incluso sus familias, sufrieron las consecuencias del trato parcial
que Jacob tuvo para con sus hijos. Esta actitud suscitó asimismo envidia,
contiendas y engreimiento.
Las
razones para sentir más simpatía por un hijo pueden ser muy fuertes, pero
ningún padre ni madre debería fomentarlas. Las madres que muestran preferencia
por uno de sus hijos, siembran en el corazón de los restantes un sentido de
escaso valor personal, soledad, inseguridad y vacío. Los “hijos difíciles”
existen en casi todas las familias y son los que necesitan especial cuidado y
atención. Quiero pensar que la mala conducta de los hijos de Jacob fue una
respuesta al amor mal expresado que Jacob sentía por José.
Amiga,
ama a tus hijos con amor inteligente. Las preferencias por unos en detrimento
de los otros no son un estilo de maternidad que Dios apruebe. Amemos a nuestros
hijos del mismo modo en que nos ama a nosotras el Padre celestial.
Cubramos
a cada uno de nuestros hijos con la inmaculada túnica del amor de Dios.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la
mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario