jueves, 12 de septiembre de 2013

UN VESTIDO ESPECIAL


Israel amaba a José más que a sus otros hijos [...]. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica especial de mangas largas. Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban. Génesis 37:3-4

La túnica de José”, del genial pintor sevillano Diego Velázquez, es uno de los cuadros más admirados entre todos los que se encuentran en el monasterio de San Lorenzo del Escorial, en Madrid, España. Esta obra de arte hace referencia a la distinción un tanto arbitraria que Jacob hizo a su hijo José al regalarle una túnica especial, que era ropa propia de príncipes.

No dudo de que Jacob amara a todos sus hijos, pero su preferencia por José fue evidente para todos ellos. La túnica se transformó en un objeto de discordia que más bien provocó dolor, tristeza, rencor, deseos de venganza y remordimientos.

El relato lo señala: “Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo habla tenido en su vejez” (Génesis 37:3).

La Biblia dice que los hermanos de José eran jóvenes que tenían un dudoso comportamiento, y eso molestaba a su padre. En cambio, José era probablemente de temperamento dócil y de carácter dulce. Todos ellos, el padre, José, los hermanos e incluso sus familias, sufrieron las consecuencias del trato parcial que Jacob tuvo para con sus hijos. Esta actitud suscitó asimismo envidia, contiendas y engreimiento.

Las razones para sentir más simpatía por un hijo pueden ser muy fuertes, pero ningún padre ni madre debería fomentarlas. Las madres que muestran preferencia por uno de sus hijos, siembran en el corazón de los restantes un sentido de escaso valor personal, soledad, inseguridad y vacío. Los “hijos difíciles” existen en casi todas las familias y son los que necesitan especial cuidado y atención. Quiero pensar que la mala conducta de los hijos de Jacob fue una respuesta al amor mal expresado que Jacob sentía por José.

Amiga, ama a tus hijos con amor inteligente. Las preferencias por unos en detrimento de los otros no son un estilo de maternidad que Dios apruebe. Amemos a nuestros hijos del mismo modo en que nos ama a nosotras el Padre celestial.

Cubramos a cada uno de nuestros hijos con la inmaculada túnica del amor de Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

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