Lugar: Inglaterra
Palabra de Dios: Salmo 51:1; Juan 5:24
Esta es una escena que podrías haberte
encontrado, si hubieses vivido en Inglaterra en la Edad Media. Un guardia
arresta a un hombre atrapado en un crimen, y lo lleva a la cárcel. El castigo
por su crimen: muerte en la horca.
-¿Tiene algo que decir en su favor? -pregunta
el juez al acusado.
En lugar de justificar su acción o de
suplicar misericordia, el hombre, simplemente, comienza a recitar el primer
versículo del salmo 51: Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor;
conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones”.
No importa si es un fiel miembro de iglesia
o si, aunque más no sea, asiste a la iglesia. Por saber el Salmo 51:1, conocido
popularmente como el “versículo del cuello”, el hombre escapa del lazo y salva
su vida.
¿Qué acaba de suceder? Inglaterra tenía, en
la Edad Media, dos sistemas judiciales: los juzgados seculares y los de la
iglesia. Los juzgados seculares podían condenar a la muerte a una persona por
una cantidad de cosas, incluyendo el robo de un caballo o decir cosas malas acerca
del rey. Por el otro lado, los juzgados de la iglesia no tenían sentencias de
muerte.
Si la persona acusada podía establecer algún
tipo de conexión con la iglesia, el juicio se pasaba a los juzgados de la
iglesia, en los cuales la sentencia de muerte no era una opción. Por lo tanto,
recitar el Salmo 51:1 de memoria podía salvar la vida de una persona, sin
importar cuán terrible hubiera sido su crimen.
Aunque muchos hayan abusado del sistema a lo
largo de los años, con centenares de miles de transgresores de la ley que se
asociaron con la iglesia, eso no cambia el hecho de que la Palabra de Dios
salva verdaderamente. Jesús dijo: “Ciertamente les aseguro que el que oye mi
palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que
ha pasado de la muerte a la vida”.
LECTURAS DEVOCIONALES PARA
MENORES
EN ALGÚN LUGAR DEL MUNDO
Por: Helen Lee Robinson
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