martes, 24 de septiembre de 2013

LA GRAN ALCA


Lugar: Islandia

Palabra de Dios: Génesis 1:28, RVR 95

La última vez que alguien vio un alca grande fue en junio de 1844.

Un par de ellas anidaba en la costa del Cabo Reykjanes, Islandia, manteniendo su huevo caliente, cuando algunas personas las encontraron.

Los hombres mataron a las dos aves para algunos coleccionistas de aves que querían especímenes de alca, y así la especie se extinguió.

La gran alca era un ave parecida a un pingüino. Tenía plumas negras en la cabeza y la espalda, y el vientre blanco. Una característica distintiva eran sus grandes manchas blancas ovaladas entre los ojos y el pico. El ave no podía volar, pero utilizaba sus cortas alas para nadar debajo del agua.

La gente cazaba estas alcas gigantes por varias razones: por sus plumas, por el aceite y por la carne, entre otras. Estas aves, también, se veían muy lindas exhibidas en los museos. Los seres humanos las mataron una por una, sin pensar en lo que hacían. Hasta que fue demasiado tarde. Aunque en el Atlántico norte vivieron alguna vez millones de alcas gigantes, hoy no sobrevive ninguna. ¡Qué triste fin para estas aves que no volaban! Ojalá la gente las hubiese cuidado mejor.

Cuando Dios creó a los seres humanos, su orden fue: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra’’.

Dios quería que las personas cuidaran de los animales. Él nos puso a cargo.

No podemos hacer nada por las alcas gigantes; han desaparecido, para nunca volver. Pero, podemos evitar que ocurra lo mismo con otros animales. Hagamos lo que podamos por proteger la vida silvestre que nos rodea.

 LECTURAS DEVOCIONALES PARA MENORES
EN ALGÚN LUGAR DEL MUNDO
Por: Helen Lee Robinson

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