sábado, 14 de septiembre de 2013

LA JUSTICIA GANA LA VICTORIA


Le dijo Jehová... derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él. Jueces 6:25.

El libertador de Israel debe declarar guerra contra la idolatría antes de salir a batallar contra los enemigos de su pueblo. Debe considerar el honor de Dios por encima de la reputación de su padre, y tener los Mandamientos divinos como de mayor obligación que la autoridad paterna.

El ofrecimiento de sacrificios al Señor había sido encargado a los sacerdotes y los levitas y había sido restringido al altar de Siloé, pero el que había establecido el sistema judío, y hacia quien apuntaban todos sus servicios, tenía el poder para cambiar sus requisitos. En esta ocasión, tuvo a bien apartarse del programa ritual. Era de gran importancia que la liberación de Israel fuera precedida por una protesta solemne contra la adoración de Baal, y un reconocimiento de Jehová como el único Dios viviente y verdadero.

Cuando los hombres de la ciudad vinieron temprano de mañana a rendir sus devociones a Baal, quedaron grandemente sorprendidos y enfurecidos por lo sucedido. Pronto se supo que Gedeón había hecho aquello, y solo su sangre podría satisfacer a los idólatras engañados...

Gedeón le había contado a su padre Joás sobre la visita del Ángel y la promesa de que Israel sería liberado. También le relató el mandato divino de destruir el altar de Baal. El Espíritu de Dios movió el corazón de Joás. Vio que los dioses a los que había adorado no tenían poder ni siquiera para salvarse a sí mismos de una destrucción completa y, por lo tanto, no podían proteger a sus adoradores. Cuando la multitud idólatra clamó por la muerte de Gedeón, Joás valientemente se declaró en su defensa y se esforzó para mostrarle al pueblo cuán impotentes e indignos de confianza y de adoración eran sus dioses:

“¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por él, que muera esta mañana. Si es un dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar” (Jue. 6:31)...

La multitud desechó todos los pensamientos de violencia, y cuando Gedeón tocó la trompeta movido por el Espíritu del Señor, ellos fueron los primeros en reunirse a su lado. Entonces él envió mensajeros a su propia tribu de Manasés, y también a Aser, Zabulón y Neftalí, y todos obedecieron a la invitación...

Puede ser que el mal prevalezca por algún tiempo, pero al final la justicia logrará la victoria –Signs of the Times, 23 de junio de 1881.

Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"

Por Elena G. de White

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