Lugar: Inglaterra
Palabra de Dios: Eclesiastés 12:13,14
-¡Rápido!
¡Deme todo el dinero! -ordenó Clive Bunyan, entrando en un negocio en el
pequeño pueblo de Clayton, cerca de Scarborough, Inglaterra.
El
dependiente no tenía elección. Abrió la caja, y le dio al hombre enmascarado
157 libras (el equivalente a unos 210 dólares).
Sin
decir una sola palabra, el ladrón tomó el dinero y salió corriendo de la
tienda, hacia su motocicleta estacionada afuera. Como ya estaba usando un casco
como máscara, todo lo que tuvo que hacer fue subirse a la moto y huir. Todo
había salido exactamente como Clive lo había ideado. Él estaba seguro de que
nadie lo había reconocido.
Pero,
en eso se equivocaba. Clive había olvidado algo acerca de su casco: en el
frente, su casco tenía escrito, en grandes letras “Clive Bunyan – Conductor”.
No pasó mucho tiempo antes de que la policía lo arrestara por su delito.
La
Biblia cuenta la historia de otro hombre que robó algo que no le pertenecía.
Luego de la caída de Jericó, Dios ordenó a los israelitas que quemaran todo lo
que había en la ciudad y no tomaran nada para sí.
Pero,
no había nadie allí; nadie lo sabría. O, por lo menos, así lo pensó una
persona.
Tomando
un poco de plata, de oro y un hermoso manto babilónico, Acán fue
apresuradamente hasta su carpa y enterró su tesoro prohibido. Acán, quizá,
consiguió algo de riqueza, pero al final perdió su vida por causa de ella.
Tomar
algo que no te pertenece está mal, sin importar si alguien lo descubrirá o no.
Y nada en este mundo vale el precio del pecado.
La
Biblia dice: “…Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es
todo para el hombre. Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada
en secreto”.
Lecturas
Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del
Mundo
Por Helen Lee Robinson
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