viernes, 13 de septiembre de 2013

EL BARRENDERO


Lugar: Pennsylvania, EE.UU.

Palabra de Dios: Hebreos 6:11,12

Más de setecientas personas colmaban la iglesia ese día de primavera en 1939. Todos habían venido para asistir al funeral de Mario Ezzo.

-¿Quién es Mario Ezzo? -preguntó una persona que pasaba por allí, pensando que ese hombre debía haber sido alguien importante, para atraer una multitud tan grande.

Quedó perplejo cuando se enteró de que el señor Ezzo era, simplemente, el viejito que pasaba barriendo las calles.

El señor Ezzo había venido de Italia siete años antes. Al comienzo, tuvo suerte de conseguir algunos trabajitos temporarios, pero después de un tiempo, no pudo conseguir más trabajo en ninguna parte y tuvo que depender de la ayuda del gobierno. El empleado de la agencia gubernamental miró al anciano, con su ropa pobre, y le dio 3,60 pesos.

-Cada semana recibirá la misma cantidad -le dijo.

-Muchas gracias -decía el señor Ezzo. Y lo sentía así.

Tan pronto como salió de la oficina, buscó una gran escoba dura y comenzó a barrer las calles. Barría y barría, hasta ocho horas por día, lloviera o hubiera sol. El señor Ezzo no tenía que trabajar; aunque no le pagaban por barrer las calles, él quería hacerlo.

-Me dan dinero para vivir -decía él-, entonces, yo mantengo este pueblo limpio como una mesa. Eso hace que mi pan tenga un sabor más dulce.

No sorprende, entonces, que el viejo barrendero impresionara a tantas personas. De hecho, los habitantes de Aliquippa, más tarde, erigieron un monumento en honor a este hombre que trabajó tanto por los demás. En él, se leía: “El trabajo me hace sentir bien por dentro.

Mi pan tiene un sabor más dulce así”.

Piensa en esto. ¿Te gusta trabajar cuando no tienes que hacerlo?

El libro a los Hebreos dice: “Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza. No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por s u fe y paciencia heredan las promesas”. No seas perezoso. Sigue el ejemplo del señor Ezzo y trabaja diligentemente en favor de otros.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

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