Lugar: Alabama, EE. UU
Palabra de Dios:
Judas 24, 25
Gary
sumergió su rodillo para pintar en el balde, y cubrió los últimos pedazos
que faltaba pintar. Una mano más de pintura, y la pared estaría lista.
-Voy
a tomarme un recreo -dijo al hombre que trabajaba a su lado.
Al
dar un paso fuera del edificio, Gary respiró hondo, aspirando el aire fresco.
No le molestaba su trabajo como pintor de casas, pero le gustaba salir y
alejarse del olor a pintura. De pronto oyó un grito cerca de él: la voz de una
mujer que provenía directamente de arriba de donde él se encontraba. Gary miró
hacia allí, para ver qué pasaba.
Imagina
su sorpresa cuando vio un objeto blanco y peludo que caía hacia él, desde un
balcón del quinto piso.
Todo
sucedió con tanta rapidez que no tuvo tiempo de preguntarse qué era lo que caía
en picada hacia él, o de pensar en qué hacer.
Solo
extendió los brazos, para atrapar el objeto. Y fue bueno que lo hiciera, porque
un segundo o dos más tarde ¡un pequeño perro se retorcía entre sus brazos!
El
perro parecía ileso, aparte de estar un poquito aturdido por su caída desde
quince metros. Gary lo llevó escaleras arriba, hasta el lugar de donde había
caído. La dueña estaba aliviada porque, gracias a Gary, su perro estaba a
salvo.
Esta
historia me recuerda a Jesús, con sus brazos extendidos, listo para tomamos, si
resbalamos y nos caemos. Él sabe que, a veces, cometemos errores, pero él nos
ama de todas maneras y quiere asegurarse de que estemos a salvo. Pide a Jesús
que esté contigo hoy.
“¡AI
único Dios, nuestro Salvador, que puede guardarlos para que no caigan, y
establecerlos sin tacha y con gran alegría ante su gloriosa presencia, sea la
gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro
Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén”.
Lecturas
Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del
Mundo
Por Helen Lee
Robinson
No hay comentarios.:
Publicar un comentario