De nuevo lo tentó el diablo, llevándolo a una montaña muy alta, y le
mostró todos los reinos del mundo y su esplendor. “Todo esto te daré si te
postras y me adoras”. “¡Vete, Satanás!” le dijo Jesús. “Porque escrito está:
‘Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él’”
(Mateo 4:8-10).
El
9 de diciembre de 2007, Stanley Fish, uno de los más reconocidos académicos en
los Estados Unidos, escribió en su blog que “la integridad, la cualidad de
mantenerse firme por los mismos valores en cualquier situación sin importar con
quién habla usted, probablemente no sea un requisito para navegar en las aguas
traicioneras y siempre cambiantes de la diplomacia nacional e internacional”.
Lo que verdaderamente importa en un dirigente, sugiere, no es la integridad,
sino la habilidad para obtener lo que la nación necesita.
Lo
esencial no es el carácter, sino la destreza para ganar.
Esta
cuestión sobre el liderazgo ha sido discutida por largo tiempo. John Milton
argumentó en el siglo XVII que el gobernante debería ser elegido por causa de “la
eminencia de su sabiduría e integridad” (El ejercicio de la magistratura y el
reinado). Thomas Hobbes, su contemporáneo, contestó que el mérito del líder no
reside en su virtud como ser humano, sino en su aptitud y habilidad (Leviatán).
Maquiavelo, más de un siglo antes, había anticipado la posición de Hobbes con
una importante limitación: que el líder proyecte una imagen de integridad y no
de mera habilidad (El príncipe).
Jesús
también tuvo que responder a esta pregunta. Cuando Satanás se dio cuenta de que
no podía vencerlo con engaños, lo llevó a un monte muy alto, le mostró todos
los reinos del mundo y sus riquezas y entonces le dijo: “Te voy a dar todo esto
si me adoras. Es decir, yo te lo doy todo; tú solo dame tu integridad. Estamos
solos. Nadie se dará cuenta”.
De
esta manera, Jesús podía ganarlo todo y todavía proyectar una imagen de
integridad, aunque falsa. Pero Jesús rechazó la oferta y mantuvo su integridad.
Sabía que solamente Dios puede dar porque él es el único dueño de todo.
Si
sufres tentación, no renuncies a tu integridad. Recuerda que solo Dios puede
dar porque todo le pertenece. Satanás ofrece lo que no es suyo y algún día
tendrá que devolverlo.
Por
desgracia, muchos caen aún en el engaño. Miles entregan su futuro a Satanás a
cambio de promesas que no puede cumplir. Sigue mejor el ejemplo de Jesús.
MEDITACIONES MATINALES JÓVENES 2013
¿SABÍAS QUE…?
Por: Félix H. Cortez
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