Tú vienes a mí con espada y
lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el
Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 1 Samuel 17:45.
[David] dejó la armadura del rey, y en su
lugar solo tomó su cayado en la mano, con su saco de pastor y una simple honda.
Escogió cinco piedras lisas del arroyo, las puso en su bolsa y, con su honda en
la mano se acercó al filisteo. El campeón se adelantó de manera decidida y
altanera, esperando enfrentarse al más poderoso de los guerreros de Israel. Su
escudero caminaba ante él, y parecía que nada podría hacerle frente. Al
acercarse más a David, no vio sino a un muchacho, casi un niño, por su
juventud. Su rostro resplandecía de salud; y su forma delgada, sin la
protección de una armadura, revelaba su perfil juvenil en marcado contraste con
las enormes proporciones del filisteo.
Goliat se llenó de asombro e ira. Su
indignación brotó en palabras calculadas para aterrorizar y abrumar al atrevido
joven ante él. “¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos?” -exclamó el
gigante. Entonces, el filisteo derramó sobre David la maldición más terrible de
parte de los dioses que conocía.
Clamó en son de burla: “Ven a mí, y daré tu
carne a las aves del cielo y a las bestias del campo” (1 Samuel 17:43, 44). Esta
altiva amenaza lo único que logró fue infundir en el joven un valor más noble,
y atizar en su pecho un mayor celo para silenciar al enemigo de su pueblo. No
se desmayó ante el campeón de los filisteos. Sabía que estaba a punto de pelear
por el honor de su Dios y la liberación de Israel, y su corazón estaba lleno de
una esperanza y una fe tranquila.
David se adelantó y se dirigió a su
antagonista en un lenguaje que era tan modesto como elocuente. Dijo al
filisteo: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en
el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a
quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y
te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del
cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en
Israel” (vers. 45, 46) — Signs of the Times, 10 de agosto de 1888.
MEDITACIONES
MATINALES PARA ADULTOS 2013
DESDE
EL CORAZÓN
Por:
Elena G. de White
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