Lugar: Holanda
Palabra de Dios: Efesios 5:4
¿Qué
podría ser peor que una silla de ruedas con una rueda pinchada?
Respuesta:
¡una silla de ruedas con dos ruedas pinchadas!
Y
eso fue lo que Pedro* notó cuando estaba por entrar en su casa.
Un
hombre joven, de unos 35 años, aparentemente estaba teniendo problemas. Estaba
luchando por avanzar con una silla de ruedas con dos ruedas pinchadas.
Acercándose
al hombre, Pedro se presentó.
-Parece
que podría hacerle bien un descanso. ¿Le gustaría entrar y tomar una taza de
café?
-Claro
-respondió el hombre.
Y
los dos entraron en la casa.
Mientras
Pedro preparaba el café, el hombre repentinamente tomó a Pedro del brazo.
-Deme
su dinero -exigió.
Un
poco sorprendido, Pedro se soltó.
-Deme
su dinero -repitió el hombre.
Cuando
Pedro se negó, el hombre sacó un cuchillo. Pronto, los dos estaban luchando en
el suelo. La lucha terminó cuando llegó la policía.
Los
vecinos habían oído la conmoción y llamaron a la policía.
Al
día siguiente, los titulares periodísticos decían: “Hombre en silla de ruedas
ataca a un buen samaritano en Ámsterdam”. ¿Puedes creer cuán poco agradecido
fue el hombre de la silla de ruedas? Pedro lo invitó a su casa y, en lugar de
agradecerle, el hombre trató de robarle.
¿Has
pensado alguna vez en cuántas cosas tienes para agradecer?
No
seas desagradecido, como el hombre de la silla de ruedas, sino expresa tu
gratitud. ‘Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni
chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de
gracias”.
Lecturas
Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del
Mundo
Por Helen Lee Robinson
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