Palabra de Dios: Juan 13:14,15
Para marzo de
2004, solo quedaban nueve finalistas. El evento era el concurso de zapatillas
malolientes, auspiciado cada año por una compañía llamada Odor-Eaters [Comilón
de olor]. Al final, Daegan, de diez años, fue el vencedor, portando orgulloso
sus gastadas zapatillas.
Como ganador,
recibió una zapatilla dorada, junto con quinientos dólares en bonos de la caja
de ahorros, cien dólares para comprar zapatillas nuevas y algunos productos de
la empresa patrocinadora.
El concurso
anual de zapatillas malolientes se ha llevado a cabo durante unos treinta años.
Si tienes pies apestosos, quizá quieras participar en esta competencia. Se
juzgan las zapatillas por su apariencia, condiciones generales… y sí, por el
olor. ¿Puedes imaginarte ser juez en esta competencia, y tener que meter la
nariz en un montón de zapatillas apestosas? No sé tú, pero a mí no me gusta
para nada el olor de pies pestilentes.
Quizás, en eso
pensaban los discípulos de Jesús cuando se reunieron en el aposento alto para
la Pascua. Probablemente, todos ellos tenían pies sucios y malolientes;
especialmente, después de haber caminado todo el día por el camino polvoriento
y por las calles de las aldeas en las que la gente tiraba toda la basura y las
aguas servidas.
Sería lindo
tener los pies limpios; pero eso era trabajo de un siervo. Y ¿dónde estaba el
siervo, después de todo? ¿Acaso nadie había arreglado para que un siervo
hiciera ese trabajo?
Jesús se
levantó y se acomodó la toalla en la cintura. Después de poner agua en un
cuenco, comenzó a lavar los pies de sus discípulos.
Los discípulos
eran demasiado orgullosos como para agacharse tanto; pero allí estaba Jesús,
haciendo el trabajo de un siervo. Cuando terminó, les habló. “Pues si yo, el
Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los
pies los unos a ¡os otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo
que yo he hecho con ustedes”
No seas
demasiado orgulloso como para servir a los demás. Recuerda el ejemplo de Jesús,
el Creador del universo, agachándose a lavar los pies olorosos de sus
discípulos.
Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee
Robinson
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