Palabra de Dios: 1 Pedro 1:3
Era algo muy
inusual realizar una serie de evangelización en Cuba, donde el gobierno
controlaba estrictamente la religión; pero, de alguna manera Dios proveyó un
camino. Mientras el pastor Hernández y otros miembros de iglesia trabajaban
febrilmente para preparar todo, los funcionarios del gobierno también hacían
sus propios planes.
-Estas
reuniones tienen que ser vigiladas de cerca -señaló uno de ellos.
-Sí, tendremos
que enviar a nuestros mejores espías –concordó otro funcionario-. Nueve noches
en el teatro Mella. ¿En qué estábamos pensando?
Luego de
discutirlo, decidieron que enviarían por lo menos 27 espías, para que
observaran a los miles de personas que estarían allí.
El jefe de
seguridad accedió a asignar a sus mejores agentes, pero ninguno de ellos quería
tener que estar nueve noches sentado en reuniones religiosas. Solo después de
ofrecerles un mes de vacaciones como incentivo, consiguió suficientes personas
para cubrir la primera noche.
Esa noche, 27
espías se sentaron desparramados entre la multitud.
Para su
sorpresa, disfrutaron de la reunión más de lo que se habían imaginado. Cada
noche. Los mismos espías asistieron a las reuniones. Se mezclaban con la gente.
Nadie sabía que estaban allí.
Recién muchos
meses más tarde supieron los miembros de iglesia de los espías. De los 27 que
habían accedido de mala gana a trabajar esa primera noche de reuniones, 17 se
bautizaron en la Iglesia Adventista.
Dios había
estado trabajando en sus vidas. Ahora, podían proclamar: “¡Alabado sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer
de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una
esperanza viva”.
Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee
Robinson
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