En mi primera defensa, nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron. 2 Timoteo 4:16.
Quizá
te ha fallado algún amigo o alguna amiga. Pero no te desalientes, también le
pasó al apóstol Pablo y a Jesucristo. Recuerda: “Todos los discípulos lo
abandonaron y huyeron” (Mat. 26:56). Los seres humanos no somos confiables. No
creas que siempre se deba a ingratitud o a traición; a veces es por causas
difíciles de precisar. No pienses mal de tus amistades.
De
todos modos, es un hecho que no se puede ponderar. Un amigo verdadero está
presente cuando todos se han marchado. Hasta las personas más famosas han
experimentado momentos de depresión, cuando necesitan un verdadero amigo que
los anime.
“Babe”
Ruth fue una de las grandes estrellas del béisbol. Su explosivo bate produjo un
total de 714 jonrones. A Babe lo admiraban muchas personas, pero con el paso
del tiempo su popularidad comenzó a disminuir. Finalmente los Yankees lo
traspasaron a los Braves. Durante uno de sus últimos partidos en Cincinnati,
Ruth pasaba por una mala racha. Salió desinflado y realizó malas jugadas, lo
que provocó que los Reds anotaran cinco carreras en una entrada.
Mientras
Babe se dirigía a los vestuarios, cabizbajo y desanimado, se escuchó un coro de
abucheos entre la “fanaticada”. Sin embargo, sucedió algo extraordinario. Un
muchacho saltó la valla y con lágrimas en los ojos corrió hada el gran atleta.
Sin pensarlo, se arrojó a las piernas de Ruth y se aferró a ellas. El jugador
lo alzó y lo colocó de nuevo en el césped.
Acarició
suavemente su cabeza, lo tomó de la mano y los dos salieron juntos del terreno
de juego.
Creo
que podemos proclamar dos verdades. Primera, que la falta de apoyo de un amigo
no siempre es ingratitud ni traición. Por lo tanto, no trates con mucha
severidad a tus amistades.
Segunda,
que Jesús perdonó a sus amigos que lo abandonaron y volvió a confiar plenamente
en ellos. El apóstol Pablo también. Sigue su ejemplo.
Sin
embargo, esta es la verdad más importante: aunque toda amistad terrenal falle,
siempre podrás encontrar un amigo en Jesús. Él es un amigo más fiel que un
hermano (lee Prov. 18:24). Es un amigo con quien siempre podemos contar. Pero
Jesús no pierde la confianza en sus amigos. Recuerda lo que dijo a los once
desertores: “Ustedes son los que han estado siempre a mi lado en mis pruebas”
(Luc. 22:28). Procuremos ser amigos fieles de Jesús, porque él es nuestro Amigo
más fiel.
Lecturas
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