Lugar: Ohio, EE.UU.
Palabra de Dios: Mateo 28:19, 20
Tomás
frenó su caballo al acercarse al río. El agua, generalmente tranquila, había
inundado la ribera por la lluvia que había caído últimamente, y la corriente
parecía muy rápida y fuerte.
-Tendremos
que cruzar de alguna manera -dijo en voz alta a su caballo, mientras se
deslizaba de su montura- Después de todo, tenemos que entregar la
correspondencia.
Tomás
vivía en el tiempo antes de los autos y los aviones, y la manera más rápida de
que las cartas se movilizaran era a caballo.
El
caballo resopló y retrocedió, pero Tomás lo impulsó hacia adelante con las
riendas. El agua era demasiado profunda para pasar caminando, así que Tomás
nadó al lado de su caballo. Cuando el agua se hizo más profunda, también el
caballo comenzó a nadar. Lucharon contra la corriente, tratando de que no los
llevara río abajo. Eventualmente, llegaron al otro lado.
-¡Oh,
no! -exclamó Tomás.
La
alforja con las cartas se había aflojado de alguna manera, y comenzó a alejarse
por el río. Tomás corrió por la orilla saltando sobre zarzas y enredaderas, y
tropezándose con las piedras. ¡Allí está! La bolsa del correo se había atascado
con un tronco que flotaba en el agua.
Metiéndose
en el río, Tomás nadó hasta la bolsa. En el momento en que la tomaba, un tronco
lo golpeó en la cabeza, hundiéndolo bajo el agua. Luego de luchar para llegar
hasta la orilla, se dejó caer sobre el suelo, jadeando. Cuando recobró un poco
de fuerza, se arrastró hasta su caballo y se subió.
-Vamos,
chico -dijo.
El
caballo se dirigió a la aldea, llevando consigo las cartas para los habitantes
del pueblo.
Tomás
tenía una misión: entregar las cartas que se le habían confiado.
Y
eso es exactamente lo que hizo. Dios nos ha dado una misión, también: entregar
el mensaje de su amor. Jesús dijo: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de
todas ¡as naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes…”
¿Cuán decididos estamos a transmitir este mensaje? ¿Qué estamos dispuestos a
hacer?
Lecturas Devocionales
para Menores 2013
En algún lugar
del Mundo
Por Helen Lee
Robinson
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