viernes, 30 de agosto de 2013

¿LISTA PARA DAR EJEMPLO?


Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser sensatas y puras. Tito 2:3-5
Cuando era niña, vivía con mis padres en una pequeña propiedad que contaba con una gran diversidad de árboles frutales. El consejo de mi padre siempre era el mismo: “No corten una fruta hasta que esté madura”. Confieso que algunas veces ignoré esa indicación y tomé alguna fruta antes de tiempo; en esos casos el sabor por lo general era agrio, quizá un tanto amargo. Por el contrario, ¡qué delicia era saborear una fruta que había llegado a su plena madurez!

Hay una etapa de la vida que llamamos “madurez” y de la que muchas mujeres intentamos escapar. Quizá es porque tenemos un concepto falso de lo que es la madurez. Las que estamos próximas a llegar a esa etapa, no debemos esperar su llegada envueltas en miedos, amarguras e improductividad. Quizá pensemos y creamos que lo mejor de la vida es la juventud, que ya se ha ido, y que es poco o nada lo que podemos hacer y ser… pero no es así. Antes al contrario, amiga mía, la madurez nos coloca en una posición muy especial con respecto a las adolescentes y jovencitas que están comenzando a sufrir un proceso de maduración.

Una mujer madura debiera ser como una fruta cortada a tiempo: ¡Deliciosa!

Jamás debemos esperar ni vivir la madurez revestidas de amargura. Alcanzar la madurez física, espiritual y emocional, nos capacita para presentarnos ante las demás como “maestras del bien”, que tanta falta hacen en el mundo. Una sociedad que marcha sin dirección, sin conocer la diferencia entre el bien y el mal, sin distinguir la mano derecha de la izquierda, necesita gente madura que la guíe.

Querida mujer madura, este es nuestro campo de acción.

Aprovecha y comparte tus experiencias para aconsejar. Aprovecha tus errores para prevenir, tus aciertos para crear optimismo, tus fracasos para infundir nuevos ánimos. Por último, emplea tus años para transmitir salud. Ser como frutas maduras implica cordura, humildad, inteligencia, conocimiento, así como ejercer una influencia positiva ante nuestras hermanas que vienen detrás de nosotras en la maravillosa senda de la vida.

 Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

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