Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y
a sus hijos, a ser sensatas y puras. Tito 2:3-5
Cuando
era niña, vivía con mis padres en una pequeña propiedad que contaba con una
gran diversidad de árboles frutales. El consejo de mi padre siempre era el
mismo: “No corten una fruta hasta que esté madura”. Confieso que algunas veces
ignoré esa indicación y tomé alguna fruta antes de tiempo; en esos casos el
sabor por lo general era agrio, quizá un tanto amargo. Por el contrario, ¡qué
delicia era saborear una fruta que había llegado a su plena madurez!
Hay
una etapa de la vida que llamamos “madurez” y de la que muchas mujeres
intentamos escapar. Quizá es porque tenemos un concepto falso de lo que es la
madurez. Las que estamos próximas a llegar a esa etapa, no debemos esperar su
llegada envueltas en miedos, amarguras e improductividad. Quizá pensemos y
creamos que lo mejor de la vida es la juventud, que ya se ha ido, y que es poco
o nada lo que podemos hacer y ser… pero no es así. Antes al contrario, amiga
mía, la madurez nos coloca en una posición muy especial con respecto a las
adolescentes y jovencitas que están comenzando a sufrir un proceso de
maduración.
Una
mujer madura debiera ser como una fruta cortada a tiempo: ¡Deliciosa!
Jamás
debemos esperar ni vivir la madurez revestidas de amargura. Alcanzar la madurez
física, espiritual y emocional, nos capacita para presentarnos ante las demás
como “maestras del bien”, que tanta falta hacen en el mundo. Una sociedad que
marcha sin dirección, sin conocer la diferencia entre el bien y el mal, sin
distinguir la mano derecha de la izquierda, necesita gente madura que la guíe.
Querida
mujer madura, este es nuestro campo de acción.
Aprovecha
y comparte tus experiencias para aconsejar. Aprovecha tus errores para
prevenir, tus aciertos para crear optimismo, tus fracasos para infundir nuevos
ánimos. Por último, emplea tus años para transmitir salud. Ser como frutas
maduras implica cordura, humildad, inteligencia, conocimiento, así como ejercer
una influencia positiva ante nuestras hermanas que vienen detrás de nosotras en
la maravillosa senda de la vida.
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario