Lugar: Japón
Palabra de Dios: Salmo 91:15
El
señor Saito* se acercó hasta su quinta, para ver las manzanas que crecían en
sus árboles. Él cuidaba muy bien de sus manzanos, porque su familia dependía de
ellas para vivir. Esta temporada, las cosas parecían estar yendo bien. Pronto,
las manzanas estarían listas para ser cosechadas.
Pero,
mientras el señor Saito se acercaba a su quinta, vio algo que hizo que su
corazón diera un vuelco. Un tipo especial de gusano había infestado sus
árboles. Y estaban destruyendo rápidamente sus frutas.
-¡Todos,
vengan rápido! -gritó.
Su
familia corrió afuera, preguntándose qué había pasado. Cuando vieron los
gusanos, supieron que estaban en problemas.
La
familia se reunió y oraron, pidiendo ayuda a Dios. Luego, comenzaron a recoger
los gusanos de los árboles. Trabajaron todo el día y hasta tarde en la noche,
pero era una batalla perdida. Miles de gusanos cubrían los manzanos.
Finalmente, se fueron a dormir, agotados.
Pero,
antes de hacerlo, tuvieron una reunión especial de oración.
“Querido
Señor, no podemos pelear contra esto nosotros solos”, oraron. “Por favor,
ayúdanos. Te necesitamos”.
Temprano,
al día siguiente, la familia salió afuera, para comenzar otro largo día. Para
sorpresa de ellos, encontraron centenares de pájaros sobrevolando su quinta.
Los pájaros se quedaron allí tres días, comiéndose los gusanos sin tocar las
frutas. Cuando los pájaros se fueron, la familia inspeccionó la quinta y
encontró que habían desaparecido todos los gusanos. ¡Dios había respondido sus
oraciones de una manera milagrosa!
La
Biblia promete: “Él me invocará, y yo !e responderé; estaré con él en momentos
de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores”. Cuando enfrentas momentos
difíciles -y aunque no los haya-, siempre puedes ir a Dios en oración.
Lecturas
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