El hombre... dio
aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado. Juan 5:15.
Cuando el hombre restaurado se fue por su
camino con paso rápido y elástico, su pulso saltando con el vigor de la salud
restaurada, su rostro brillante de esperanza y gozo, fue interceptado por los
fariseos, quienes le dijeron con aires de gran santidad que no era lícito
llevar su lecho en sábado. No hubo regocijo por la liberación de uno cautivo
por tanto tiempo, ni alabanza agradecida por Uno entre ellos que podía sanar
todo tipo de enfermedad. Sus tradiciones habían sido descuidadas, y esto cerró
sus ojos a toda evidencia del poder divino.
Intolerantes y santurrones, no admitían que
podían haber captado mal la intención genuina del sábado. En vez de criticarse
a sí mismos, eligieron condenar a Cristo. Hoy encontramos personas con el mismo
espíritu, cegadas por el error, pero que aún se felicitan a sí mismas de que
están en lo correcto, y que todos los que difieren de ellas están errados.
El hombre en quien se obró el milagro no
entró en discusión con sus acusadores. Simplemente, contestó: “El que me sanó,
él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda” (Juan 5:11)...
Cuando se informó a los judíos que Jesús de
Nazaret era quien había efectuado el milagro de sanidad, buscaron abiertamente
matarlo “porque hacía estas cosas en el día de reposo” (vers. 16). ¡Estos
formalistas pretenciosos estaban tan llenos de celo por sus propias tradiciones
que, para sostenerlas estaban dispuestos a violar la Ley de Dios!
A sus seguidores, Jesús les contestó
calmadamente: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (vers. 17). Esta
respuesta les daba otro pretexto para condenarlo. En sus corazones anidaba el
homicidio, y solo esperaban una excusa válida para acabar con su vida. Pero
Jesús, invariablemente siguió afirmando su verdadera posición: “No puede el
Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que
el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente” (vers. 19)...
Dios obra a través de quien él quiere por
maneras y medios de su propia elección, pero siempre hay algunos que juegan el
papel de los fariseos criticones...
Dios desea que todos crean, no porque no
exista la posibilidad de la duda, sino porque hay evidencia abundante para la
fe – Signs of the Times, 8 de junio de 1882.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
No hay comentarios.:
Publicar un comentario