No es que pecó éste, ni sus
padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
Juan 9:3.
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de
nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste
o sus padres, para que haya nacido ciego?” (Juan 9:1, 2)...
En la pregunta que los discípulos hicieron a
Jesús, mostraron que pensaban que toda enfermedad y sufrimiento eran el
resultado del pecado. Esto ciertamente es verdad, pero Jesús demostró que era
un error suponer que todo aquel que sufre mucho es un gran pecador. Al corregir
sus errores, escupió en el suelo y, ungió los ojos del hombre ciego con la
arcilla y le dijo: “Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es,
Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo” (vers. 7). Jesús respondió
a la pregunta que los discípulos le hicieron de una manera práctica, y en la
manera usual que respondía a las preguntas nacidas de la curiosidad. Los
discípulos no eran llamados a discutir el asunto de quién había o no había
pecado, sino a entender el poder de Dios, su misericordia y su compasión, al
darle vista al ciego. Era para que todos se convencieran de que no había virtud
curativa en el barro o en el estanque donde fue enviado para lavarse, sino que
la virtud se hallaba en Cristo...
Los amigos y vecinos del joven que había
sido sanado lo contemplaron con duda, porque cuando sus ojos fueron abiertos su
rostro se mostró cambiado y alumbrado, y lo hacía aparecer como otro hombre.
Unos a otros se preguntaban “¿Será él?”, y otros decían “Se parece a él”, pero
el que había recibido la gran bendición resolvió la controversia al decirles:
“Yo soy” (vers. 9). Entonces les habló de Jesús y de qué manera lo había
sanado, y preguntaron: “¿Dónde está él? El dijo: No sé. Llevaron ante los
fariseos al que había sido ciego. Y era día de reposo cuando Jesús había hecho
el lodo, y le había abierto los ojos... Entonces algunos de los fariseos
decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros
decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión
entre ellos” (vers. 12-16)...
No sabían que el que había sanado al hombre
era Aquel que había hecho el día de reposo, el que conocía todos sus requisitos
– Signs of the Times, 23 de octubre de 1893.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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