Y
todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Lucas
2:47.
Ellos [los rabinos] sabían que él los
superaba mucho en discernimiento espiritual, y que vivía una vida intachable;
pero estaban enojados con él porque no violaba su conciencia obedeciendo sus
dictados. Al no poder convencerlo de que debía considerar como sagradas las
tradiciones humanas, vinieron a José y a María y se quejaron de que Jesús
estaba tomando un curso errado respecto de sus costumbres y tradiciones. Jesús
sabía lo que era tener una familia dividida contra él, por causa de su fe
religiosa. Él amaba la paz; anhelaba el amor y la confianza de los miembros de
su familia; pero sabía lo que significaba que le retiraran sus afectos. Sufrió
reproche y censura porque tomó un camino derecho y no cometía maldad porque otros
lo hicieran, sino que era fiel a los mandamientos de Jehová. Sus hermanos lo
reprendieron porque se mantenía apartado de las ceremonias enseñadas por los
rabinos, porque consideraban la palabra de seres humanos superior a la Palabra
de Dios; porque amaban la alabanza de los hombres más que la alabanza de Dios.
Jesús hizo de las Escrituras su estudio
constante; y cuando los escribas y los fariseos intentaron hacerle aceptar sus
doctrinas, advirtieron que él se encontraba listo para enfrentarlos con la
Palabra de Dios, y no podían hacer nada para convencerlo de que tenían razón.
Parecía conocer las Escrituras de principio a fin, y las repetía de tal modo
que su significado verdadero brillaba... Estaban enojados porque este niño se
atrevía a dudar de sus palabras, cuando ellos habían sido llamados a estudiar y
explicar las Escrituras...
Sus hermanos lo amenazaron e intentaron
lograr que tomara un curso errado, pero él los ignoró e hizo de las Escrituras
su guía. Desde la ocasión en que sus padres lo encontraron en el Templo haciendo
y respondiendo preguntas entre los doctores, no podían entender su curso de
acción. Callado y gentil, parecía uno que había sido colocado aparte. Cada vez
que podía, salía en solitario a los campos y las colinas para comulgar con el
Dios de la naturaleza. Cuando terminaba su trabajo, caminaba cerca del lago,
entre los árboles del bosque y en los verdes valles, donde podía pensar en Dios
y elevar su alma al cielo en oración. Después de pasar tiempo de esta manera,
regresaba a su hogar para retomar los simples deberes de su vida y brindar a
todos un ejemplo de labor paciente – Youth’s Instructor, 5 de diciembre de
1895.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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