¿Por qué me buscabais? ¿No
sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Lucas 2:49.
Los padres de Jesús visitaban Jerusalén
todos los años, en cumplimiento de la ley judía. Su hijo Jesús, de doce años de
edad, los acompañaba. Al regresar a su casa, después de un día de camino, se
llenaron de ansiedad al notar que Jesús no estaba... Regresaron apresurados a
Jerusalén, con sus corazones cargados de pesar...
Mientras los padres de Cristo lo buscaban,
vieron que muchas personas se congregaban en el Templo; al entrar, la voz
conocida de su Hijo les llamó la atención. No podían verlo por causa de la
multitud, pero sabían que no se equivocaban, porque no había otra voz como la
suya, caracterizada por una solemne melodía. Los padres contemplaron asombrados
la escena: su hijo, en medio de los doctores y los escribas serios y cultos,
daba evidencia de un conocimiento superior, por sus preguntas discretas y sus
respuestas. Sus padres se sintieron complacidos de verlo honrado de tal manera.
Pero, la madre no podía olvidar la pena y la ansiedad que había sufrido por
causa de su tardanza en Jerusalén, y en tono de reprensión le preguntó por qué
se había comportado así con ellos, y compartió los temores y el dolor que él le
había causado.
Jesús le dijo: “¿Por qué me buscabais?” Esta
pregunta perspicaz sugería que si ellos hubieran estado al tanto de su deber,
no se habrían marchado de Jerusalén sin él. Entonces añadió: “¿No sabíais que
en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” Entretanto que ellos habían
descuidado la responsabilidad encomendada a ellos, Jesús estaba ocupado en la
obra de su Padre. María sabía que no se refería a su padre terrenal, José, sino
a Jehová...
Jesús decidió regresar de Jerusalén solo con
sus padres, porque al viajar solos, su padre y su madre tendrían más tiempo
para meditar en las profecías que se referían a sus sufrimientos y su muerte
futuros... Después de la celebración de la Pascua, lo buscaron entristecidos
durante tres días. Cuando le tocara ser herido por los pecados del mundo, sería
separado de ellos [sus seguidores], perdido para ellos, durante tres días. Pero
después se les revelaría, ellos lo encontrarían y su fe dependería de él como
el Redentor de la raza caída, su abogado para con el Padre – Review and Herald,
31 de diciembre de 1872.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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