Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo
rechazo. Juan 6:37.
Para
llegar a dominar una habilidad se necesitan mucha práctica y perseverancia. El
que aprende a tocar un instrumento lo sabe muy bien. Cuando alguien aprende a
tocar el piano, su dedo va miles de veces a dar en la tecla equivocada. Es como
un requisito que no está escrito en el manual. Interesante, ¿verdad? No hay que
desanimarse por fracasar miles de veces antes de aprender a tocar.
Jaime
y Josefina son los padres de un bebé perfectamente normal. El pequeño, que es
un hato de energía, comienza a dar sus primeros pasos, se cae una y otra vez.
Ellos observan sus progresos, al principio con satisfacción y luego con temor.
Finalmente deciden llevar un registro. Cada caída del bebé se indica con una
marca o símbolo. Al final se dan por vencidos. Después de que su bebé se caiga
trescientas veces en una semana deciden hacer algo para poner fin a aquella
dolorosa práctica. Llegan a la conclusión de que aprender a caminar es muy
difícil, así que le amarran los pies para que no camine y deje de darse de
bruces contra el suelo.
Ridículo,
¿verdad? Pues Dios no hace eso. Lo importante es que todo aquel que lo intente
aprenderá a caminar. Muchos hombres afamados y exitosos llegaron a la cumbre
pasando por el camino del fracaso habitual, estrepitoso y doloroso. Walt
Disney, por ejemplo, que muchos reconocen como uno de los hombres más creativos
que han existido, fue despedido de un periódico “porque carecía de creatividad”.
Después de aquel primer fracaso quedó varias veces en bancarrota antes de
construir sus famosos parques recreativos.
A
“Babe” Ruth, el famoso bateador, lo “poncharon” mil trescientas veces. Pero
consiguió setecientos catorce jonrones. Es decir, fue “ponchado” dos veces por
cada jonrón que bateó.
Algunos
escritores confiesan que durante sus inicios recibieron más de doscientas
cartas de rechazo. Así que ya sabes el precio del éxito. En realidad, implica
un trabajo muy duro. Ninguno se puede considerar escritor si no ha fracasado
muchas veces. Por ejemplo, el novelista inglés John Creasey llegó a acumular
setecientas cincuenta y tres cartas de rechazo.
Luego
publicó quinientos sesenta y cuatro libros.
Lo
mismo pasa en el camino de la vida cristiana. El cristiano cae, se equivoca,
peca, comete errores de toda clase. Pero, de todas esas situaciones, se levanta
y al fin logra desarrollar un carácter como el de Cristo.
Lecturas
Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..?
Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez
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