sábado, 24 de agosto de 2013

¿A QUÉ GRUPO PERTENECES?


Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto. 
Jeremías 17:7-8

Hoy hablaremos de dos tipos de personas, las optimistas y las que confían en Dios. Por supuesto, hay grandes diferencias entre ellas. Los optimistas se concentran en sí mismos. Determinan cómo quieren vivir, confiando en sus habilidades.

Sacan poder y fuerza de su vida interior. Establecen sus propias estrategias de supervivencia apoyándose en sus habilidades naturales y en sus experiencias cotidianas. Ellos mismos generan la chispa que los impulsa a ser positivos y a ver las cosas por su lado amable. Sin embargo, corren el peligro de agotar sus energías y caer en el derrotismo y en el pesimismo.

Los que confían en Dios, esperan también cosas maravillosas de la vida. No se derrumban por los problemas, ni se dejan intimidar por las dificultades, ya que encuentran en Dios su fortaleza. El Señor es su fuente de poder. Todos los que confían en Dios tienen una fe activa. Saben que su fuerza aumentará cuando hagan uso de ella. Confiar en Dios no significa ser indolentes y negligentes con la parte que nos corresponde hacer. Quienes confían en Dios enfrentan los momentos difíciles en una tranquila espera, pues saben que el Señor está al mando, y que cuando las pruebas hayan terminado cosecharán la mejor de las bendiciones: su confianza en Dios se habrá incrementado. Pero ¿acaso existe algún parámetro que nos ayude a reconocer nuestros niveles de confianza en Dios? Por supuesto que sí.

La paz es la compañera fiel de todo aquel que confía en Dios. La esperanza siempre alumbra la senda de los que tienen su voluntad fundida con la de Dios. El gozo y la alabanza están presentes aun cuando el dolor apremie y el futuro se vea incierto.

Amiga, seguramente habrás recibido muchas invitaciones para unirte al grupo de los optimistas; yo más bien deseo hoy invitarte a que formes parte de los bienaventurados que han puesto su confianza en Dios. La invitación divina hoy es:

“Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna” (Isa. 26:4)
  
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

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