Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: “Te
basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad”.
2 Corintios
12:8, 9.
Joni
Eareckson Tada relata al principio de su libro A Place For Healing [Un lugar de
sanación] el encuentro que en cierta ocasión tuvo en el estacionamiento de una
iglesia. Joni es una escritora cristiana que quedó tetrapléjica (paralizada de
las cuatro extremidades) como resultado de un accidente a la edad de 17 años.
Ella ha dedicado su vida al ministerio en favor de personas discapacitadas.
Joni nos cuenta cómo un joven muy ferviente, llamado David, se acercó a ella,
se arrodilló al lado de su silla de ruedas, y le preguntó: “Joni, ¿estás segura
de que no hay un pecado sin confesar en tu vida? Tengo la convicción de que
Dios quiere sanarte”.
La
respuesta de Joni estuvo llena de sabiduría. Le recordó a David la historia del
paralítico que llevaron sus amigos a ver a Jesús y cómo ellos abrieron un
agujero en el techo y lo bajaron hasta su presencia (lee Lucas 5:18-20). Joni
le dijo que Cristo decidió curar al paralítico cuando vio la fe de sus amigos,
no la del paralítico. Con gracia y la habilidad de una maestra en el arte del
debate, presentó su argumento final: “¿No te parece, David, que es posible que
al que le falta fe es a ti?”
La
idea de que Dios quiere sanar a todos, aunque correcta, es incompleta y puede
ser el origen de algunos malentendidos. Dios quiere sanar a todos, pero no es
su plan sanar a todos aquí y ahora. ¿Por qué? No creo que podamos entender aquí
y ahora todas las razones, pero es posible que el sufrimiento sea necesario
para la salvación nuestra o de otros.
Jesús
dijo que algunos tendrán que perder la mano, o el pie o el ojo para poder
salvarse (Mateo 5:29, 30). En el caso de otros, es posible que su sufrimiento
cumpla algún propósito relacionado con la salvación de alguien más. La falta de
un milagro no es evidencia de falta de fe de nuestra parte, o de nuestros
amigos.
Si
Dios no ha contestado tu oración milagrosamente, no sientas rechazo. Estás en
compañía de ilustres personajes como Juan el Bautista, Pablo y Jesús, a quienes
Dios no rescató milagrosamente. Te invito esta mañana a que confíes
incondicionalmente en él.
Lecturas
Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..?
Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez
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