Alguien
dijo: “Quien sabe a dónde va, y qué desea, llega más rápido y mejor”.
Por
supuesto que esta aseveración la podríamos aplicar a todos los aspectos de
nuestra vida.
Conocer
lo que uno desea es sencillamente tener un proyecto de vida que incluya
acciones concretas para el logro de metas y objetivos a largo, medio y corto
plazo. Significa tener un plan de ruta de vida en el cual estarán incluidos
personas, lugares, acciones y, por supuesto, lo más importante: Dios. Él le
dará seguridad al caminante, y lo guiará por toda la ruta hasta llegar a la
eternidad.
Nuestro
mundo está lleno de gente sin metas ni objetivos en la vida. Son como vagabundos
que caminan como errantes solitarios, y probablemente su andar es torpe y su
existencia intrascendente. Pero ese no es el plan de Dios para nuestro paso por
este mundo. La estancia terrenal es un ciclo que comienza el día de nuestro
nacimiento y concluye con el sueño de la muerte. Desde la niñez hasta la
senectud, pasando por la juventud y la edad adulta, la vida presenta sus
propias demandas y desafíos que debemos enfrentar con la dotación de recursos
físicos, mentales y emocionales que Dios nos ha dado a cada uno.
Amiga,
no importa en qué etapa de la vida te encuentres, enfréntate a ella aceptando
los retos con alegría y optimismo. Si tienes un trabajo bien remunerado, no
trabajes únicamente por el dinero, hazlo por el placer que conlleva hacer lo
que te gusta.
Si
te relacionas con otras personas, acércate a ellas con sinceridad y procura
aprender de ellas. No hay dos personas iguales. Apóyate en otros para lograr
tus metas y asimismo provee para el desarrollo de los demás. Haz que tu mundo
sea cada día mejor y sin duda también lo será para quienes te rodean.
No
pases por alto la voz de Dios, que habla a tus sentidos y a tu corazón.
Cuando
te sientas inspirada a realizar una tarea o algún proyecto, no te detengas,
saca fuerza de tu interior y busca hacer la voluntad de Dios. “El Señor dice:
‘Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré
consejos y velaré por ti’ ” (Salmo 32:8).
Tomado de Meditaciones Matutinas para la
mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario