Lugar: Maine, EE.UU.
Palabra de Dios: Romanos 6:4
¿Oíste
hablar del hombre que murió dos veces? Su nombre era George Cobb, y si viajas a
Brunswick, Maine, verás su lápida en el cementerio de Vamey. Como puedes
imaginar, la lápida del señor Cobb ha recibido mucha publicidad. Hasta apareció
en el programa Aunque usted no lo crea, de Ripley, como la tumba del hombre que
murió dos veces. En ella, se encuentra la siguiente inscripción:
“Dedicada
a la memoria de George Cobb
Nació
el 10 de junio de 1794
Murió
el 10 de noviembre de 1843
Edad:
88 años
Se
quedó dormido el 9 de mayo de 1882”.
¿Cómo
puede un hombre morir dos veces? O ¿cómo puede un hombre que murió en 1843
quedarse dormido en 1882? Como puedes haber adivinado, el señor Cobb no estaba
hablando de una muerte física la primera vez; se estaba refiriendo a su
bautismo. La Biblia describe el bautismo como una muerte. Romanos 6:4 nos dice:
“Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin
de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros
llevemos una vida nueva”.
Cuando
decidimos aceptar a Cristo en nuestras vidas y ser bautizados, estamos
despidiéndonos de nuestra vieja vida. Pero, eso no es todo: estamos
aceptando una nueva vida en Cristo. La lápida del señor Cobb no parece tan
extraña entonces, ¿verdad? Él quería que todo el mundo supiera que en 1843
aceptó a Cristo y murió a sus pecados.
¿No
te gustaría hacer lo mismo?
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