martes, 29 de octubre de 2013

EL IMPORTANTE SEXO DEBIL

Mujeres
Él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos. 
Salmo 103:4-6

No hace mucho tiempo escuché a una dama hablar fervorosamente respecto a las injusticias que en el mundo se aplican al sexo femenino. Su vehemencia al hablar la hacía ver como una mujer apasionada y luchadora por los derechos de la mujer, pero realmente distaba mucho de ello. En realidad, estaba ensimismada en una lucha de poder con cuanto varón se le atravesaba en el camino. Con razón tenía dos divorcios ya en su historial, y la relación entre ella y sus colegas y compañeros de trabajo era más bien negativa.

He llegado a pensar que muchas de las llamadas “injusticias contra la mujer”, en realidad, tienen su raíz en las luchas internas que algunas sostienen con ellas mismas. Algunas veces se deben a problemas de identidad sin resolver, y para evadirlos culpamos a los varones de nuestra situación. Para ocultar nuestros complejos de inferioridad, argumentamos que los hombres nos ven como seres inferiores.

En otros casos, para esconder nuestra falta de tenacidad para alcanzar los ideales más elevados, afirmamos que los varones no nos dejan espacio para la superación personal.

Amiga, en primer lugar ya sabemos cuál es nuestro origen y eso nos concede un marcado grado de dignidad. En segundo lugar, tenemos que ser capaces de deshacernos de todo aquello que está en nuestro pasado y que nos confina a una vida miserable, haciéndonos sentir de poco valor.

Mujer, las oportunidades para que seamos grandes son para todos y todas. Dios nos ha dotado con la misma medida de capacidad a los hombres y a las mujeres.

De igual modo, espera que seamos lo suficientemente tenaces como para hacer realidad nuestros logros y metas. El destino final del hombre y de la mujer es el mismo. Lo que marca la diferencia son los caminos que cada uno tome para llegar a la meta propuesta por el Señor. “El que se refugia en mí recibirá la tierra por herencia y tomará posesión de mi monte santo” (Isaias 57:13).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

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