Cristo
representa la verdad como un tesoro que se encuentra oculto en el campo, y debe
ser buscado diligentemente por los hombres y las mujeres que desean poseerlo.
En el campo de la revelación están escondidas las riquezas inescrutables de
Cristo… Cada parte del campo de la revelación debe ser explorado y buscado
diligentemente, con esfuerzo perseverante, de manera que las joyas preciosas de
la verdad puedan recompensar al buscador diligente y puedan ser restauradas a
su estructura adecuada en el plan de redención. Dejen que el taladro se hunda
profundamente en las minas de la verdad. Si usted se allega a la búsqueda en
las Escrituras con contrición de alma, con un espíritu humilde y dispuesto a
aprender, su búsqueda será recompensada con tesoros ricos y preciosos…
En
las enseñanzas de Cristo, la doctrina del Espíritu Santo aparece con
prominencia. ¡Qué tema tan vasto para contemplarlo y recibir ánimo! ¡Qué
tesoros de verdad añadió al conocimiento de los discípulos su instrucción sobre
el Espíritu Santo, el Consolador! Abundó sobre este tema para consolar a sus
discípulos en la gran prueba que pronto experimentarían, para animarlos en su
tremendo chasco…
Y
aunque Cristo destacó tanto este tema sobre el Espíritu, ¡cuán poco se medita
sobre él en las iglesias! El nombre y la presencia del Espíritu Santo casi son
ignorados; pero la influencia divina es esencial en la obra de perfeccionar el
carácter cristiano…
El
Señor nos ha dado la debida orientación para que podamos conocer su voluntad…
Los que son guiados por el Espíritu Santo afirman el ancla detrás del velo,
donde Jesús entró por nosotros. Investigan en las Escrituras con toda seriedad,
y buscan la luz y el conocimiento que puedan guiarlos en medio de las
perplejidades y los peligros que encuentran a cada paso…
Para
el corazón sincero, contrito, la verdad es verdad; y si se le permite,
santificará el alma y transformará el carácter a la imagen divina… Quienes
advierten cuál es el carácter de la obra que deben hacer para representar a
Cristo, caminarán con cuidado y temblor ante Dios, mirando a Jesús, quien es el
Autor y Consumador de su fe. No se atreven a confiar en sí mismos, no se
atreven a encender un fuego propio y a caminar entre las chispas de su propia
leña, porque el Señor ha dicho que los tales se acostarán con pena. El Señor ha
confiado a su pueblo los tesoros de la verdad sagrada -Signs of the Times, 14
de agosto de 1893.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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