domingo, 20 de octubre de 2013

UN EXTRAÑO EN LA IGLESIA


Lugar: China

Palabra de Dios: Romanos 15:5, 6

Esta historia ocurrió hace muchos años en Kiangsu, China. Una cantidad de personas se había reunido en el interior de una pequeña iglesia para el culto de la mañana, cuando de repente se oyó una conmoción en el fondo. Un soldado enemigo había entrado en el edificio.

La gente ahogó sus gritos de temor. Las mujeres abrazaron a sus hijos; los hombres miraron a su alrededor con incertidumbre, mientras lentamente se ponían de pie. Todos contenían el aliento mientras el soldado caminaba tranquilamente, por el pasillo, hasta el frente de la nave del templo. ¿Qué ocurriría ahora?

Cuando el soldado introdujo la mano en el bolsillo, la tensión aumentó.

¿Sacaría un arma? Para sorpresa de todos, el hombre sacó un poco de dinero y lo puso en el canasto de la ofrenda. Luego, tomó un himnario y comenzó a hojearlo. Mostró un número a la organista, e hizo señas de que todos se unieran a él en el canto.

Juntos, los miembros de iglesia chinos y el soldado enemigo cantaron alabanzas a Dios. Eran extraños, de dos países en guerra. No sabían el idioma de los demás. Pero, su amor a Dios era un lazo en común, que los unía. Esa mañana, se unieron y adoraron a Dios.

La carta de Pablo a los Romanos dice: “Que el Dios que infunde aliento y perseverancia les conceda vivir juntos en armonía, conforme al ejemplo de Cristo Jesús, para que con un solo corazón y a una sola voz glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”.

¡Cuán asombroso es que todos podamos estar unidos en Cristo!

Podemos tener diferentes personalidades y distintas maneras de pensar, y podemos venir de familias diferentes, pero Dios quiere que estemos unidos en su amor. Con Dios como lazo que nos une, podemos glorificarlo juntos.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

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