No hagan tropezar a nadie, ni a
judíos, ni a gentiles ni a la iglesia de Dios. Hagan como yo, que procuro
agradar a todos en todo. No busco mis propios intereses sino los de los demás,
para que sean salvos (1 Corintios 10:32, 33).
Siempre
ha habido asuntos que tienen la capacidad de dividir a los miembros de una
iglesia o de una comunidad. Muchos de esos asuntos ni siquiera están
relacionados con la ley o la doctrina, sino con divergencias en discernimiento
espiritual, convicciones y prácticas que son el resultado de diferencias de
contexto, de educación o de convenciones humanas. Es decir, dos personas que
aman a Dios pueden ver un mismo problema de maneras completamente diferentes.
En la época de
Pablo, uno de estos asuntos era el de comer o no carne que se hubiera
sacrificado a los dioses paganos (Romanos 14-15; 1 Corintios 8-10). No era
necesariamente que algunos cristianos fueran a templos paganos para comer, sino
que la carne que se vendía en el mercado a veces había sido sacrificada a los
ídolos. Unos argumentaban que comprar esa carne era participar en la adoración
a los ídolos; otros decían que no, que la compraban en el mercado, no en el
templo, y que por el hecho de adquirirla no participaban en la adoración.
¿Qué hacer
entonces? Encontrarás que en la iglesia puede haber problemas similares con los
estilos de música en la adoración, el arreglo personal entre otros. Estos
conflictos muchas veces generan intolerancia y división. El apóstol Pablo nos
da tres consejos valiosísimos en las cartas que escribió.
Primero, no
juzguemos a otros (Romanos 14:3,4). Vence la tentación de considerar a los que
piensan diferente a ti como poco espirituales, especialmente en asuntos que no
son muy claros en la Biblia.
Segundo, no
hagas que alguien más tropiece (Romanos 14:13; 1 Corintios 8:9). Si tus prácticas no
están fundamentadas en los principios correctos, perjudicarán a otros. El amor
a los demás es la verdadera evidencia de que Cristo vive en ti.
Tercero, no
des lugar a que se hable mal del bien que practicas (Romanos 14:16). Puede ser que
te hayas convencido de que algo que practicas no es malo en sí mismo, pero
otros, incluso los no creyentes, lo consideren malo. No permitas que por tus
acciones hablen mal del evangelio. Glorifica a Dios en todo lo que hagas.
Lecturas
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