Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Mateo 24:42.
La condición
actual de la sociedad es la misma que cuando Dios presentó ante Israel las
abominaciones de los paganos, y se hacen necesarias las mismas advertencias para
el pueblo remanente. El espiritismo está avanzando por todo el país con éxito.
“Son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra
en todo el mundo, para reunidos a la batalla de aquel gran día del Dios
Todopoderoso” (Apocalipsis 16:14). Hombres y mujeres buscan entre ellos los espíritus
de familiares, pero el pueblo de Dios no puede en ningún sentido seguir las
prácticas del mundo. Debe marcarse claramente la línea de separación entre los
obedientes y los desobedientes. Debe haber una enemistad abierta y declarada
entre la iglesia y la serpiente; entre la simiente de una y la otra.
Satanás estaba determinado a mantener su control de la tierra de Canaán, y cuando se la convirtió en el hogar de los hijos de Israel y la Ley de Dios llegó a ser la ley del país, detestó a Israel con un odio cruel y maligno, e hizo planes para destruirlo. Se introdujeron dioses extraños por medio de espíritus malos, y por causa de su transgresión, el pueblo escogido finalmente fue esparcido desde la Tierra Prometida.
La misma experiencia se está repitiendo en la historia del pueblo de Dios…
Es hora de atender el pedido de Dios como nunca antes. “Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mateo 26:41). Confíe en Dios, por desconcertante que sea su situación. Busque su consejo, y no siga en pos de los que se relacionan con espíritus de “familiares” que corrompen. El que murió para redimirlo ha prometido guiarlo y vestirlo con su propia justicia, si usted aborrece el pecado y se purifica del mal lavando el manto del carácter y blanqueándolo en la sangre del Cordero.
¡Qué amor, qué maravilloso amor el que hace que Dios soporte la perversidad de su pueblo, y envíe ayuda a cada alma que desea hacer su voluntad y abandonar el pecado! Si cooperamos con los agentes del cielo, podemos salir más que vencedores. Como criaturas caídas que somos, capaces de los crímenes más espantosos, aun así podemos llegar a ser victoriosos mediante el poder de la gracia de Cristo, y a tener un lugar en su Reino eterno, para reinar con él para siempre -Signs of the Times, 26 de agosto de 1889.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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