Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi
espíritu
(Salmo 51:10).
Es
posible que hayas leído algo sobre el efecto Mozart. En 1993, Rauscher, Shaw y
Ky investigaron el efecto que tenía escuchar la música de Mozart en el
razonamiento temporal espacial. Descubrieron que había una mejoría por un
período de tiempo en aquellos que la escuchaban antes de hacer el examen. Los
resultados fueron publicados en la famosa revista Nature. Al siguiente año el
columnista Alex Ross del New York Times escribió que “experimentos científicos”
apoyaban la idea de que escuchar a Mozart hacía más inteligentes a las
personas. Todo esto resultó en un aumento en las ventas de discos con música de
Mozart y otra música clásica que, según aseguraban, harían más inteligentes a
los bebés. Los estados de Georgia y Tennessee en Estados Unidos regalaban
discos compactos con música clásica a las nuevas mamás y el estado de Florida
ordenó que se tocara música clásica y de Mozart en las guarderías públicas.
Otros
estudios científicos han puesto en duda la validez del efecto Mozart. De hecho,
el estudio original no aseguraba que la música de Mozart puede hacer a las
personas más inteligentes, solamente sugiere que hay una mejoría temporal en el
razonamiento lógico y que, de hecho, esa mejoría es pasajera. Lo que sí está
fuera de duda es que un intenso entrenamiento musical durante la infancia,
cuando el cerebro es joven y moldeable, produce cambios sorprendentes en la
anatomía de ese órgano. Imágenes magnetoencefalográficas demuestran que ciertas
regiones del cerebro, como el cuerpo calloso, la corteza auditiva y el plano
temporal, se desarrollan mucho más.
Todo
esto habla de la importancia de los primeros años en la formación del
individuo.
Muchas
veces se afirma que el carácter de una persona ha sido formado básicamente a
los siete años. Este es un pensamiento aterrador. ¿Somos prisioneros del éxito
o del fracaso de nuestros padres al formarnos cuando éramos niños? ¿Qué
esperanza tienen aquellos que fueron descuidados o expuestos a la violencia
desde la infancia?
La
Biblia no nos deja sin esperanza. Dice que Dios puede renovar nuestra mente. No
sabemos todo lo que estos milagros implican, pero podemos observar las
evidencias en la transformación milagrosa de muchas personas. Esto es lo que el
salmista le pidió a Dios cuando dijo: “Crea en mí un nuevo corazón”. Este
milagro puede empezar a producirse en tu vida hoy, si lo deseas. ¿Tienes tal
anhelo?
Lecturas
Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..?
Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario