No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. 1
Corintios 12:1.
Antes
de dejar a sus discípulos, Cristo “sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu
Santo” (Juan 20:22). Otra vez dijo: “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre
sobre vosotros” (Lucas 24:49). Sin embargo, este don no fue recibido en su
plenitud hasta después de la ascensión. No fue recibido el derramamiento del
Espíritu hasta que, mediante la fe y la oración, los discípulos se rindieron
plenamente a su influencia…
“Subiendo
a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres” (Efesios 4:8)…
Los dones ya son nuestros en Cristo, pero su posesión real depende de nuestra
recepción del Espíritu de Dios.
Los
talentos que Cristo confía a su iglesia representan especialmente las
bendiciones y los dones impartidos por el Espíritu Santo… No se imparten todos
los dones a cada creyente, pero se promete algún don del Espíritu a cada siervo
del Maestro, según la necesidad que cada uno tenga para la obra del Señor.
En
todos los arreglos de Dios, no hay nada más hermoso que su plan de dar una
diversidad de dones a hombres y mujeres… Muchos apenas han recibido una
capacitación religiosa e intelectual limitada, pero Dios tiene una tarea para
ellos si trabajan con humildad y confían en él…
Se
imparten dones diferentes a personas diferentes, para que los obreros sientan
necesidad unos de otros. Dios concede estos dones, y son empleados en su
servicio, no para glorificar al poseedor, no para elevar a los seres humanos,
sino para exaltar al Redentor del mundo…
Puede
parecer a algunos que el contraste entre sus dones y los dones de un colega es
tan grande que no les permite unirse en un esfuerzo armonioso. Pero al recordar
que han de alcanzarse mentes variadas, y que algunos rechazarán la verdad
presentada por un obrero, pero abrirán su corazón a la misma verdad cuando es
presentada de otra manera por otro, ojalá se dispongan a trabajar unidos. Que
todos sus talentos, por diversos que sean, puedan estar bajo el control del
mismo Espíritu. En cada palabra y acción se revelará bondad y amor; y según los
obreros ocupan fielmente sus lugares señalados, la oración de Cristo por la
unidad de sus seguidores será contestada, y el mundo sabrá que estos son sus
discípulos — Signs of the Times, 15 de marzo de 1910.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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