Palabra de Dios: Salmo 18:6
El 4 de agosto
de 1922 se cortaron los teléfonos todo a lo largo y lo ancho de los Estados
Unidos; pero, solamente por un minuto.
Alexander
Graham Bell, el inventor del teléfono, había muerto. Como tributo a él, el día
de su funeral, los teléfonos de la Compañía Telefónica Bell permanecieron en
silencio.
El señor Bell
fue cofundador de la Compañía Telefónica Bell. Al comienzo, los teléfonos no
eran muy populares; solo se instalaron seis durante el primer mes. Pero quince
años más tarde, en los Estados Unidos había cinco millones de teléfonos. Hoy,
hay teléfonos en todo el mundo, y casi en cada casa de los Estados Unidos hay
por lo menos uno.
La primera
persona en hablar por teléfono fue el señor Bell. De acuerdo con la famosa
historia, estaba por probar su invento cuando le cayó ácido sobre la ropa.
“Watson, ven aquí; te necesito”, dijo a su asistente Thomas Watson, que estaba
esperando al otro lado. Esas fueron las primeras palabras transmitidas a través
de un cable eléctrico.
Fue un llamado
de ayuda.
Cuando necesitamos
de ayuda, hay alguien con quien siempre podemos contar: nuestro Dios que está
en el cielo. El rey David dijo, en tiempos bíblicos: “En mi angustia invoqué al
Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus
oídos!”
No dudes en
pedir ayuda a Dios. Las “líneas” siempre están abiertas, de modo que podemos
hablar con él en cualquier momento. Él está escuchando, y listo para acudir en
nuestra ayuda.
Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson
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