Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de
temor de Jehová. Isaías 11:2.
“Si
vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:25)…
No
podemos discernir espiritualmente el carácter de Dios ni aceptar a Jesús por la
fe a menos que nuestra vida y carácter sean marcados por la pureza, por el
abandono de “argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de
Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5)…
El
Señor está más dispuesto a impartir el Espíritu Santo a quienes lo desean
fervientemente que los padres terrenales están dispuestos a dar buenos regalos
a sus hijos. Cristo ha prometido el Espíritu Santo para guiarnos a toda verdad,
justicia y santidad. El Espíritu Santo no se da por medida a los que lo buscan
fervientemente, quienes se aferran de las promesas de Dios por la fe. Reclaman
la palabra comprometida de Dios y dicen: “Tú lo has prometido. Te tomo la
palabra”.
El
Consolador es dado para que tome de las cosas de Cristo y nos las muestre a
nosotros; para que presente en su rica certeza las palabras que salieron de sus
labios y las exprese con vivo poder al alma que obedece, que se ha vaciado del
yo. Entonces es que el alma recibe la imagen y la confirmación de lo divino.
Entonces
Jesucristo se forma en el interior, la esperanza de gloria…
El
alimento es la sustancia que ingerimos para que nuestros cuerpos se fortalezcan
y edifiquen. De igual manera hemos de alimentarnos de aquello que edificará
nuestra naturaleza espiritual. Jesús dijo: “El espíritu es el que da vida; la
carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son
vida” (Juan 6:63). Nuestros cuerpos están compuestos de aquello con lo cual nos
alimentamos; de igual manera, nuestra vida espiritual estará compuesta de
aquello con lo cual nos alimentamos. Si nos alimentamos de Cristo, al pensar en
él, al obedecer sus palabras, crecemos en él y en gracia, y en el conocimiento
de la verdad hasta llegar a la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo
Jesús…
A
medida que Dios obra en nosotros el querer, hemos de cooperar con Dios al manifestar
una determinación como la de Daniel por hacer la voluntad de Dios y obrar en
armonía con el Agente divino. Entonces tendremos reposo en Dios -Signs of the
Times, 25 de diciembre de 1893.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White
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