viernes, 2 de agosto de 2013

UNO IGUAL A DIOS


El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. 
Filipenses 2:6.

El divino Hijo de Dios era el único sacrificio de valor suficiente como para satisfacer ampliamente las demandas de la perfecta Ley de Dios. Los ángeles eran puros, pero de menor valor que la Ley de Dios. Eran compatibles con la Ley... Eran seres creados y puestos a prueba. Sobre Cristo no se impuso ningún requisito. Él tenía poder para deponer su vida y para volverla a tomar. No se ejerció sobre él ningún grado de coerción de modo que aceptara la tarea de redimir a los seres humanos. Su sacrificio fue enteramente voluntario. Su vida era lo suficientemente valiosa como para rescatar a los seres humanos de su condición caída...

Las ofrendas de los sacrificios y el sacerdocio del sistema judaico estaban constituidos para representar la muerte y la obra mediadora de Cristo. Todas estas ceremonias estaban desprovistas de significado. No tenían virtud alguna excepto en lo que se refería a Cristo, en quien no solo se cimentaba todo el sistema, sino también era la persona que lo había traído a la existencia. El Señor había dado a conocer a Adán, Abel, Set, Enoc, Noé, Abraham y las demás personas ilustres de la antigüedad, especialmente a Moisés, que el sistema ceremonial de los sacrificios y del sacerdocio, por sí mismos, no eran suficientes para obtener la salvación de una sola alma.

El sistema de ofrendas sacrificiales señalaba a Cristo. Por medio de estas, los fieles de la antigüedad vieron a Cristo y creyeron en él. Estas fueron designadas desde el cielo para mantener ante la gente la separación terrible que el pecado había causado entre Dios y la familia humana; lo que requería un ministerio mediador. A través de Cristo fue abierta la comunicación entre Dios y el pecador en ruinas, interrumpida por causa de la transgresión de Adán...

El sistema judío era simbólico, y habría de continuar hasta que la Ofrenda perfecta tomara el lugar de la figurada... El pueblo de Dios, desde los días de Adán hasta el momento en que la nación judía llegó a ser un pueblo separado y distinto respecto del mundo, había sido instruido acerca del Redentor venidero, al cual representaban sus ofrendas sacrificiales. Este Salvador habría de ser un mediador, a fi n de que estuviese entre el Altísimo y su pueblo. Por medio de esta provisión se abrió un camino por el cual el pecador culpable pudiera encontrar acceso a Dios, a través de la mediación de otro... Solo Cristo podía abrir el camino, al hacer una ofrenda conmensurable con las demandas de la Ley divina. Era perfecto y no profanado por el pecado. No tenía mancha ni arruga – Review and Herald, 17 de diciembre de 1872; parcialmente en Exaltad a Jesús, p. 18.

Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

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