EL SEÑOR ES MI PASTOR, UNGE MI
CABEZA CON PERFUME
¡Jehová de los ejércitos está con nosotros! ¡Nuestro refugio es el Dios
de Jacob! Venid, ved las obras de Jehová, que ha hecho portentos en la tierra, ¡Tu
Dios te ungió con perfume de alegría! Salmos 46:7-8
Cuando están
en sus lugares de pastoreo, las ovejas pueden ser incluso atacadas por insectos
y lastimadas por espinas, sobre todo en sitios en donde el pasto es alto y
tupido. Para prevenir esto, el pastor a veces unta con repelente a sus ovejas,
usa un aceite preparado con hierbas aromáticas y medicinales, virtualmente un
perfume, que ahuyentará a los insectos y suavizará las heridas que las ovejas
pudieran hacerse en el camino. ¡Qué cuidado tan especial!
Al transitar
por la senda de la vida, nosotras también podemos salir heridas. Sin embargo,
nuestro amoroso Pastor ha hecho provisión para esta contingencia.
La unción
con el perfume celestial pone nuestra vida a salvo y nos llena de una alegría
especial. Es la unción que nos hace resistentes a las asechanzas de Satanás y
nos provee un bálsamo sanador cuando nos lastimamos. Además, nos prepara para
prestar un servicio abnegado en favor de otros, algo que concederá significado
a la vida. “Has amado la justicia y odiado la maldad; por eso Dios, tu Dios, te
ha ungido con aceite de alegría, exaltándote por encima de tus compañeros” (Hebreos
1:9).
El Espíritu
Santo es el perfume que nuestro Padre Celestial desea derramar sobre cada una
de nosotras, y esto es posible en la mujer que voluntariamente busca ser parte
del rebaño y se somete a la dirección del Buen Pastor. La invitación que nos
hace al respecto el apóstol Pablo es: “Así que les digo: Vivan por el Espíritu,
y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. Porque esta desea lo que
es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los
dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren. [...]
Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu” (Gálatas 5:16, 17,
25).
Hoy, cuando
inicies tu quehacer cotidiano, escucha la voz del Pastor, reconoce su rostro y
responde a su llamado. En el silencio de la mañana, pídele que derrame sobre ti
el perfume de la alegría y recibirás las mejores y más grandes bendiciones. Realiza
tus deberes conscientes de que la vara del Pastor te llevará por una senda de
rectitud y por el camino de la perfección.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario