El SEÑOR ES MI PASTOR, ME PREPARA UN BANQUETE
Sean puros e irreprochables para el día de Cristo, llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. Filipenses 1:10-11
Los
pastos verdes son el alimento favorito de las ovejas. El pastor sabe dónde
están, y se siente bien cuando puede proveérselo a sus corderos para que
disfruten de un suculento banquete. Tal vez el pastor les diga con profunda
satisfacción: “La mesa está dispuesta, adelante, disfruten”. Por supuesto que
mientras las ovejas distraídamente saborean con placer el rico alimento, el
pastor se mantiene alerta; sabe que tal vez otros animales salvajes merodeen
por el lugar, y podrían hacer el intento de dañar a las ovejas. Un pastor nunca
baja la guardia, incluso mientras disfruta de nuestra fiesta; nunca pierde de
vista su deber.
Si,
con los ojos de la imaginación, me considero como una oveja del rebaño de
Cristo y medito en la escena arriba descrita, experimento una tranquilidad que
me proporciona una paz inmensa. Nuestro Pastor no desea que estemos malnutridas
ni hambrientas. Tiene abundantes y ricas bendiciones para darnos. Él desea
preparar un banquete de vida todos los días frente a nuestros ojos, que vayamos
y, sentadas a la mesa del festín, disfrutemos de su compañía y de su amor.
Los
ricos y exquisitos manjares de la mesa del Señor están dispuestos para ti y
para mí. Entre los más deliciosos, por supuesto, no pueden faltar los frutos
del Espíritu: “Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,
humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas” (Gál. 5:22-23).
Si disfrutamos un banquete continuo con el Pastor, gozaremos de salud mental y
espiritual, y estaremos en condiciones de ofrecer un banquete continuo en
nuestros hogares, en el trabajo, en la iglesia y dondequiera que estemos.
Amiga,
no padezcas “inanición espiritual”. Recuerda que hay un suculento banquete
preparado para ti. Los “aderezos celestiales” darán sabor a tu vida y a la de
todos los que te rodean. La amargura, el rencor, la ira y la envidia, son las
fieras implacables que quieren acabar con tu bienestar y hacerte vivir una
existencia miserable. Aléjate de esos pastos áridos. El pastor quiere llevarte
lejos de esos secarrales, a pastos verdes.
Cada
día, al amanecer, ponte tu vestido de gala y entra en el gozo de tu Señor a
disfrutar de la mesa que ha dispuesto especialmente para ti.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
"Aliento para cada dïa"
Por: Erna Alvarado
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