viernes, 21 de junio de 2013

El Señor es mi Pastor, me guía por sendas de Justicia

Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. Salmo 37:5-6


La confusión parece ser la nota tónica en el mundo actual. A veces tengo la impresión de que los seres humanos caminan sin rumbo, sin propósitos, sin dirección. La confusión puede hacer presa de nosotros, sobre todo cuando muchas voces se alzan al mismo tiempo y aseguran indicar la senda correcta para una vida exitosa.
Los seres humanos, desprovistos de Dios, siempre irán errantes. La senda correcta, el camino seguro, la vía expedita para llegar a ser personas sanas y felices únicamente se encuentra cuando marchamos junto a él. Son palabras de esperanza las que salen de los labios del Pastor, y que nos ayudan en la búsqueda de la senda de justicia: “Yo soy el camino, la verdad y la vida [...]. Nadie llega al Padre sino por mi” (Juan 14:6). Ese es un camino trazado por sus pies sangrantes y lacerados mientras marchaba de camino al Calvario. Una senda fruto del sacrificio, el dolor, el sufrimiento y la negación personal. La única que nos da la oportunidad de no ser más vagabundos.
Amiga, ¿por dónde caminarás hoy? ¿Deseas trazar tu propio camino? ¿O andarás por la senda del sacrificio por la que anduvo Jesús? La osadía humana es tan asombrosa, que muchos están dispuestos a dejar la ruta segura para vagar por caminos inciertos y peligrosos. Tengamos cuidado, recordemos que: “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte” (Prov. 14:12).
Si hoy tus pies y tu mente se encuentran sin dirección, o van por la senda equivocada, regresa al rebaño y sigue las huellas que el Pastor va dejando con sus pies en el camino. Esas huellas son para que tú andes en ellas. La senda de justicia conlleva sacrificio, entrega, abnegación y servicio; estos son los únicos medios a través de los cuales podemos alcanzar grandeza y llegar a la realización personal.
Si por la gracia de Dios has permanecido en la senda junto al Pastor, y has aceptado su guía y su corrección, suplica por poder y sabiduría para continuar como vas. Honrarás el nombre de Dios y algún día él te honrará a ti.

Tomado de Meditaciones Matutinas para Damas
"Aliento para cada día"
Por Erna Alvarado

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